sábado, 7 de agosto de 2010

A cada uno su cine / Varios directores (2007)


Con motivo del 60 aniversario del festival de Cannes se reúnen en esta obra 35 cortometrajes que tienen como centro, claro está, una sala de cine. Las reglas son sencillas, el tema está dado por la misma actividad cinematográfica, y la duración de cada uno no debe exceder los tres minutos.

En cuanto a reglas eso es todo.

En cuanto a directores es sublime, -y engorroso de nombrar para no dejar a nadie fuera-: Kaurismaki, Von Trier, Lelouch, Wenders, Cimino, Kitano, Polanski, Van Sant, los 2 Dardenne, Egoyan, Loach, Kiarostami, Angelopoulos, Moretti, Yimou, Ruis, Gitai, la Campion, Salles, Assayas... por nombrar algunos que me vienen a la memoria -un tanto dañada y revuelta de tanto nombre y de tal cantidad de imágenes e historias, que ya poco se puede decir al respecto-.

Como resultado final, sin embargo, más allá de nombres, intenciones y algunas cosas rescatables, el trabajo me parece mediocre, agotador y hasta decepcionante en algunos casos.

Y es que más allá de que en tres minutos elaborar o desarrollar una buena historia es un desafío para cualquiera, -por genio que sea-, las obras creadas por algunos directores parecen tomadas con poca seriedad, con poco afecto por el trabajo que están haciendo y que supone, además, es el centro de sus vidas.

¿Qué homenaje se puede hacer cuando el verdadero homenaje ya está hecho, cuando es justamente aquello que no se ha dicho de Cannes, aquello que está tras las luces del festival que parece cegar a todos, lo que realmente respira en Cannes bajo toda esa farándula de nombres, egos y homenajes que en la mayoría de los casos parecen hechos para sí mismos?

Mejor que muestren la sala vacía, el pueblo y su vida fuera del festival. Las salas oscuras, las hileras de asientos vacíos que parecen las costillas de un ser vivo que respira no sólo durante el festival... es más, un ser vivo que contiene la respiración cuando el festival se realiza y todo aquello que está fuera del cine, rodeándolo, parece tomar el verdadero protagonismo, y hasta asfixia un poco ahí con sus mezclas de perfumes, trajes perfectos y discursos preparados.

Y es que me molesta el cine que se revisa a sí mismo, que hace de sí el centro aunque sea por tres minutos, me molesta porque parece ser la justificación, la idealización de la recepción que ya no es tarea directa de los directores...

Aquí sólo se reúnen imágenes, posturas para la foto, relatos idealizados, y uno que otro cortometraje realmente interesante.

Emociona por ejemplo ver a Jeanne Mureau y el homenaje a sus padres realizado por Lelouch, o alegra reconocer inmediatamente a Kaurismaki y sentir que te refresca un poco en sus tres minutos. Pueden gustar los colores y el ritmo de Kitano, la inocnfundible estética de Yimou o hasta simpatizar con Moretti mientras te cuenta algunos recuerdos... Puedes sentirte a gusto con Von Trier mientras le parte la cabeza a un espectador (o molestarte con él porque nuevamente su ego le está ganando y le está obligando a ser el centro)...

En fin, puede que muchos de ellos sean agradables o puedan rescatarse de ellos algunos elementos, ideas, ritmos, o lo que sea. Pero no me diga nadie que son digeribles todos juntos. Que no me vengan con que no hay egos cruzados, autohomenajes, visiones superficiales... trucos e imágenes de los que se descubre rápidamente el secreto... Que no me digan que hacer ese homenaje era algo necesario... o que hay alguien realmente a quien ese homenaje reconforte.

Es como invitar a los mejores chefs, -incluso a aquellos que hacían comida para el espíritu-, para que preparen 35 canapés hechos para ser consumidos en un cóctel donde todo es superficial...

Recuerdo entonces un tiempo en que me tocó trabajar en eventos y recitales. Yo tenía menos de 18 en ese entonces y un tío me ponía de guardia atrás de los escenarios o en camarines. Y creanme, hay miles de cosas que ahí, -si de verdad te emociona y valoras aquellos a quien vas a ver-, es mejor no haber visto, u olvidarlo lo más pronto posible.

Y es que duele un poco ver a estas personas, -a muchos de estos realizadores para volver a los cortometrajes-, intentando construir un trío cuando apenas le han pasado dos cartas... molesta incluso verlos aceptar un juego sin verdadera pasión, o poniendo su propio estilo como una barrera insalvable para que esto se convirtiese realmente en algún tipo de homenaje.

No me interesan chefs para comida rápida, ni Monet haciendo caricaturas, ni Cristo haciendo trucos mientras cambia la luz en el semáforo. No me interesa ver a estos cineastas como empaquetadores, haciendo moños y envoltorios donde se note su propio estilo, y sin percatarse que están envolviendo -en su mayoría- cajas vacías.

Por último siento también un desperdicio cuando alguno de ellos puso algo valioso en aquella caja que está hecha para explotar como fuegos de artificio.

35 ¡bums! / 111 minutos / Y un ramo de flores de plástico donde se asfixian y se marchitan un par verdaderas.

Farándula / Luces / Se acabó...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales