sábado, 23 de octubre de 2010

Carta de Papelucho.

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Señor Vian (iba a poner tío, pero no estaba seguro):
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Puede que se le haya olvidado porque los recuerdos de uno se resbalan a veces como los billetes de los bolsillos. Por ejemplo a la Domi se le cayó uno el otro día, cuando fue a comprar donde don Toño y tuvo que pedirme a mí de la alcancía y ahora resulta que es como si a mí se me hubiese resbalado porque la Domi no quiere acordarse de nada, ni siquiera de los intereses, y pone cara de loca cuando le digo o me dice que va a contar lo de la camisa manchada de papá y al final siempre termina pidiéndome otra semana y yo se la doy porque los intereses crecen y porque a lo mejor soy bueno.

A mí en cambio apenas se me resbalan otras cosas. Una vez una rana en el colegio y otra vez ratones en la iglesia, aunque la vez de la iglesia los ratones no se resbalaron sino que salieron solos y se fueron derechito donde el padre Sergio, como si él hubiese sido el flautista ese del cuento en que después de llevarse las ratas no le pagaron y después se llevó a los niños, o algo así.

Al final lo que pasó fue que el Rubilardo (el ratón blanco y que daba la vuelta mortal doble para atrás) se le metió por debajo de la sotana al cura y tuve que ir yo a rescatarlo. Pero cuando lo hice ya fue tarde y el Rubilardo estaba estirado y tieso como los calcetines de mi hermano debajo de su cama, y además el padre Sergio y mi familia y hasta el Joaquín, que es acólito y además acusete, me terminaron retando como si hubiese sido el demonio y tuvieran que sacarme de ahí, y nadie se preocupaba por el Rubilardo que seguía estirado como las caras de las señoras que se sientan en la primera fila y hacen como que cantan, pero no lo hacen.

Y bueno, entonces me dio hipo. Y entre hipo e hipo tomé al Rubilardo y lo llevé fuera de la iglesia porque ese no era lugar para nosotros. Y los dos salimos casi igual de aplastados sólo que él estaba muerto y yo quería estarlo, pero no lo estaba, y sólo Jesús desde la cruz nos miraba medio tierno y hasta debe haber maldecido al cura porque dicen que después se desmayó y tuvieron que terminar la misa a medias (o sea no terminarla) y todos se fueron enojados y con el demonio adentro porque no alcanzaron a tomar la pastilla que les da el curita para que el diablo se duerma por una semana y no se apodere de nosotros y andemos haciendo maldades o gritándole a los hijos o a los padres y todas esas cosas que hace hacer el demonio a las personas que se supone que somos buenos (pero con pastilla).

En cambio los niños hasta una edad que no sé cual es, dicen que son buenos siempre y no tienen necesidad de nada extraplús ni pastillas ni nada. Yo creo que es hasta la línea roja que ponen en Fantasilandia, sólo que ahí uno no puede hacer trampa como eso de agacharse o doblar la espalda, porque si lo haces para esconderte te llega un rayo y quedas jorobado como el tío del Casimiro al que yo una vez le pregunté si llevaba la mochila debajo de la chomba y mis papás me retaron y después se rieron, pero no se disculparon por el reto.

Pero al final el que me olvido soy yo. Y yo que le escribía para que no se olvidara usted. A lo mejor voy a ser político y por eso se me olvidan las cosas. Aunque en verdad yo quiero trabajar de perdido. Así como para entrenar a detectives o cosas así. Perderme como esa vez que me fui con la Jimena del Carmen a Osorno y mis papás se fueron al norte.

¿O también se olvidó?

Yo me acuerdo que esa vez después de irme de donde el diputado, nos fuimos con la Jimena hasta el volcán Osorno, y nos encontramos una vaca. Y es que al volcán ese uno podía pedirle cualquier cosa y la cumplía. La Ji en su idioma pidió una mamá, una amiga y una mamadera, y al final llegó todo en uno y nos encontramos a la Mena que era la vaca en cuestión.

Y por si fuera poco después encontramos una casa y hasta servimos utilidades al matrimonio que vivía ahí porque la Mena era una vaca perdida suya y como ellos también la querían, al final nos dejó felices a todos. Aunque ellos dijeron que era pura casualidad y no le dieron las gracias al volcán y eso que vivían abajito de él, y hasta tenían un campo.

Así que como lección final yo creo que es bueno vivir abajo de los volcanes (y de los cerros grandes ídem) así que todo Chile está como asegurado por eso y sólo falta tener fe, que debiera ser lo más fácil.

A todo esto la Ji, que está ahora al lado mío acaba de decir "Te te te te", que quiere decir que le manda saludos y también que se acuerde de lo que nos prometió.

Acá en este lugar, además, todos se han puesto pesados y ya ni siquiera nos regañan o nos van a buscar. Una señora incluso me gritó el otro día y me dijo que yo era impenitente, o algo así, y le habló a la Jimena como si ella fuese una viejita y no una niña, vaya a saber por qué. Debe haber sido porque tiene pocos dientes, pienso yo, pero a lo mejor es otra cosa.

Mi teoría es que la gente está poniéndose perpetua, o sea mal, pero siempre. Se les mueren los padres y quedan solos y creen que ahora pueden hacer lo que quieren y es entonces cuando se olvidan de las cosas y se les resbalan los recuerdos de los bolsillos en que guardan los recuerdos y que no se donde están, pero tampoco nadie sabe así que no importa porque quedamos empate, pero sin penales.

A mí en cambio aunque se me hubieran muerto y fuese verdad que soy viejo como dicen algunos, los recuerdos no se me caerían porque hay algo así como un retorcijo de guata, pero en el pecho, que te avisa que algo se te está resbalando y es mejor guardarlo, y entonces yo lo guardo y ando siempre atento.

Lo raro es que una vez que me encontró un doctor, él me dijo que eso era malo, que no hay que guardarlos tanto porque son como las comidas esas con fecha de vencimiento y que hay que comerlas antes. Pero la verdad es que a mí no me gusta botar la comida, y hasta me gustaría, si pudiera, recoger los recuerdos vencidos de todos los otros y hacer algo así como un volcán Osorno, pero al lado del volcan Osorno de verdad, para que también le podamos pedir cosas a ese y sepamos donde buscar eso que se nos resbaló, como el billete de la Domi que le contaba al principio y que al final, porque me acuerdo ahora que es algo así como un final, no me pagó nunca.

Así que mejor se lo digo no más y le cobro porque si no va a pasar como con la Domi:

¿Cuándo nos va a salir a buscar?

Nosotros estamos escondidos y esperando y a veces pensamos que se le pudo olvidar lo que nos dijo, pero después pensamos que no y después nos dormimos porque de tanto pensar nos da sueño y siempre nos dormimos, pero la Ji primero porque yo me quedo despierto para cuidarla, y porque siempre que se duerme se ríe y se le ven sus dos dientes y a mí se me va la pena del día y pienso que a lo mejor mañana y eso que se piensa cuando uno está feliz, pero sin dinero que es a veces estar más feliz, como alguien nos dijo (y después nos quitó el dinero, para que entendiéramos mejor).

¿Tiene cerros cerca de donde vive, tío (o señor) Vian?

Si no tiene la Jimena del Carmen puede dibujarle uno bien grande y yo lo pinto, porque ella se sale de los bordes y va a parecer que es un volcán eruptador y puede darle miedo y pensar que lo amenazo.

Y a propósito, si no viene a buscarnos vamos a ir nosotros, y en la noche los dos dientes de la Jimena parecen de vampiro y yo sé hacer unos ruidos espantosos, pero sin olor, que asustan a cualquiera que es lo mismo que decir a todos, y por si fuera poco, a usted.

O a lo mejor lo que tengo que hacer es pensar que no va a venir nadie y entonces usted va a aparecer... pero a lo mejor si pienso eso los dos dientes de la Ji no van a alcanzar para quitarme la tristeza y me va a costar dormir, y voy a crecer de golpe y me voy a poner viejo y arrugado, como dicen que ya estoy.

¿Sabe? Justo ahora la Jimena se durmió y a mí me está viniendo la risa. Mejor voy a dejar hasta aquí la carta y la envío mañana temprano, cuando salga el sol.

Así que si está despierto cuando salga el sol piense que le estamos enviando la carta... aunque a lo mejor no va a poder ser, yo me confundo con lo del tiempo y todo eso que es de cálculos y números y matemática ingeniérica. Así que mejor me lo imagino como yo quiero.

¿Está viendo el sol? ¿Lo está viendo asomarse desde detrás de los cerros?

¿Va a venir no es cierto?
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Esperadamente, Papelucho.

P.D.: Acuérdese de traer una historieta y un chocolate para la Jimena del Carmen (que es la Ji). Y si le sobra espacio otro chocolate, para no quedar de envidioso, porque dicen que eso envenena el alma y yo quiero mantenerla limpia y sin veneno, que es lo mismo que esté sana. Y además enérgica.

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