viernes, 5 de noviembre de 2010

Los silencios de Fátima en la obra de Sam Flores.


Fátima guarda silencio. Lo hace desde hace años, convencida de que aquello que debe realizarse no necesita de otros para su ejecución, y tampoco puede evitarse o impedirse de forma alguna.

Fátima ha aprendido que es su presencia y no sus palabras las que eran necesarias, y protege su silencio, mientras vigila la ciudad dormida.
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La Fátima de hoy es la vieja que se arrancó hace unos días de un siquiátrico local y que ha sido vista por estas calles cargando algo así como un bebé y que se ubica en la noche bajo los postes de luz encendidos y que ayer la vi justo en esa misma posición, en cuclillas, junto a una pequeña gruta.

Entonces comprendí que su nombre no era casual. Que los papeles con la foto en blanco y negro de esa Fátima perdida que repartieron por nuestras casas hablaban en realidad de esa misma Fátima, y comprendí entonces su silencio.

Y entendí también el porqué de su presencia dando vueltas estos días: la Fátima devorada por un león en aquel circo chino, la Fátima violada y en huelga de hambre en Nicaragua, la Fátima/Medea que dio muerte a sus dos hijos hace unos días y que luego se arrancó la lengua, y las Fátimas presentes en las ilustraciones de Sam Flores, que descubro hace poco, y resultan tener la misma mirada, y el mismo silencio, que aquella que vi hace unos días a unas calles de distancia de mi casa.

Puede sonar extraño, pero estoy convencido que son la misma. Incluso aquella cuyas apariciones fueron presenciadas por miles de personas hace casi cien años, sin saber como explicarlas.


Ahora, sin embargo, las Fátimas han dejado de creer incluso en aquello que significan.

Esperan la justicia que no llega y hasta se dan cuenta que sus palabras son algo innecesario.

Sin embargo, las Fátimas de las ilustraciones de Sam Flores, expresan algo con su silencio. Algo hay de indómito en su actitud. Algo hay de rabia contenida. De ceniza encendida.
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Y es que sus Fátimas parecen estar agazapadas. Listas para actuar cuando sea necesario. Listas para saltar con sus armas y sus dientes hacia aquello que están esperando que se manifieste.

Puede que a veces parezcan guardianas resignadas, pero lo cierto es que están en vigilia, esperando... y no están solas.

He de esperar entonces que este Sam Flores, -ilustrador mexicano asentado en USA-, deje que esas Fátimas sigan su propia dirección y no intervenga, ni malinterprete sus apariciones.

Después de todo, ya va siendo hora de que estas nuevas Fátimas hagan lo que deben hacer. Poco importa si es con fuego, con flores, o a punta de un arma.

Y es que la verdadera revelación de Fátima está por venir, y apunta directo a tu cabeza. Pues se cansó de esperar inútilmente una justicia que no terminó de llegar.
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Y claro, hoy comenzó la siega.
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