martes, 28 de diciembre de 2010

Algo debe significar.

.

"Y cuando ella regresó
era la mujer de nadie"
Leonard Cohen.
.
Algo debe significar
que los animales se metan
a tu dormitorio.

Gatos,
gorriones,
y hasta un extraño pájaro calipso.

Yo los veo entrar,
de noche,
y de vez en cuando hablamos
cosas que luego no recuerdo.

Y es que se trata de algo así
como un pacto tácito,
palabras que se deshacen en el sueño
y que olvido,
supongo,
aunque quizá sea correcto decir,
que no me animo a recordarlas
por respeto, justamente,
a ese acuerdo no dicho.

Lo extraño es que aparecen
junto a mí,
sin importar si hay ventanas abiertas
o cerradas.

Entonces,
se me acercan a las manos
y me llevan a distintos lados:
a la cama donde duerme mi hijo
cuando se queda conmigo,
o hasta me ayudan a encontrar
cosas que creía perdidas.

¿Y saben?
Es extraño.
Ustedes podrán pensar
que exagero,
o que miento…
y claro,
no me interesa acá
convencerlos
de lo contrario.

Sin embargo,
los hechos son concretos
e inexplicables.

Un gato blanco con negro,
por ejemplo,
-o gata, no me fijé en eso-,
me trajo una pequeña muñequita de madera
perdida inexplicablemente
hacía mucho tiempo…

O un pájaro,
hace un par de noches,
que voló derecho hasta atrás de unos libros,
y sacó con su pico
unos papeles
que depositó en la cama.

O ese extraño
pájaro calipso,
que se paró en la almohada
junto a mi rostro,
y no dejaba de mirarme…

¿Qué quieren?
Les digo entonces,
con cariño.

Y el gato ronronea,
y los pájaros pían,
y vuelan…
y claro, yo los dejo hacer,
pues de una forma extraña
me alegra
su compañía.

Lo triste,
sin embargo,
es que ellos saben algo:

Ha habido un error,
me dicen,
un extravío,
una pérdida innecesaria.

Y sí,
yo sé de qué hablan,
pero nada está en mis manos,
les digo,
y además…
además algo murió en mí,
o está muriendo…
y hasta está bien que sea así,
de todas formas.

Entonces,
me imagino como un pequeño zorro,
uno que dejó sus pisadas
marcadas en la nieve,
y que lleva en su hocico
un pájaro aún vivo
quién sabe a qué lugar.

Y claro,
ahora que lo pienso,
ese ha sido un sueño recurrente,
por estos días.

¿Qué?
¿Que cómo estoy?

Estoy bien,
no hay problema.

Sólo que una mujer
con un bebé muerto en su vientre,
mira desde fuera de mi ventana,
y su miedo
y cobardía,
le impiden entender
que era ella,
sin duda,
quien debía entrar.
.

2 comentarios:

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