jueves, 16 de diciembre de 2010

Sobre aquello que pueden y no pueden hacernos, o el enigmático caso de la taza de porcelana.

"...Es usted mi manipulador;
pero no hay nada que usted pueda hacerme
que no pueda hacerse."
Ch. B.
.
* Jueves 17 de diciembre, 17:00 hrs.

¿Está seguro?
¿De qué, señor?
Usted debiese saberlo, si es que está seguro.
Entonces no estoy seguro, señor.
Siempre es así en un inicio, dos horas más en el calabozo.

* Jueves 17 de diciembre, 19:05 hrs.

Estuve dándole vueltas a su respuesta, Vian.
¿Y, señor?
Hay algo en su actitud que me hace creer que usted sabe algo más de lo que dice.
Es posible, señor.
Claro que es posible, mis creencias son siempre correctas.

¿Acaso no está de acuerdo?
¿Con qué, señor?
Con que mis creencias son siempre correctas.
Ah, con eso. Pues supongo que sí, señor.
¿Lo supone? ¿No está seguro?
Ya le contesté eso señor. No estoy seguro de nada.
Pues esa es una actitud que tendrá que corregir, si quiere salir del calabozo.
¿Me quedo dos horas más señor?
Tres, esta vez serán tres horas.
De acuerdo, señor.

* Jueves 17 de diciembre, 22:10 hrs.

¿Pudo dormir, Vian?
No señor. Hace mucho calor y el suelo está mojado.
¿Y qué hizo en estas horas?
Pensar señor. Supongo.
¿Y en qué pensó, si puede saberse?
No sé si puede saberse, señor. Puede que suene estúpido.
Su silencio también es estúpido, Vian.

¿Y? ¿En qué pensó?
En una tetera de porcelana, señor.
¿De porcelana?
Sí, señor. De porcelana.
¿Puede explicarse mejor sobre el asunto?
¿Qué desea que le explique, señor?
No se haga el hueón, Vian.
No me hago el hueón, señor.
Entonces explíquese o llamaré a los otros.
¿Son violentos los otros, señor?
Son grandes y violentos, sin duda. E incluso uno de ellos es maricón y creo que usted es de su tipo.
Entonces me explicaré, señor.
Es sensato de su parte, Vian.
Gracias, señor. Verá… mmm… ¿ubica usted a Russell?
¿Es ruso?
Eh… no señor, creo que no.
¿Delantero?
No señor. Es filósofo.
¿Filósofo?
Sí señor, filósofo. Tal como usted lo escuchó y pronunció estupendamente.
¿Me está hueveando, Vian?
No señor, malinterpretó usted mis refuerzos positivos.
Pues yo creo que me veré obligado a llamar a los otros…
No lo haga, señor. Verá usted… la tetera de porcelana…
Espere, Vian… ¿sabe qué?
No, señor. Sé muy pocas cosas…
Quiero que me cante la historia de la tetera.
¿Qué le cante, señor?
Sí que me cante la historia de la tetera.
Es que no es una historia señor. Además no sé cantar señor.
¿Está seguro, Vian? Antes usted decía que no estaba seguro de nada.
Pues lo de cantar no se me da bien, señor. Eso es lo que opinan los demás.
Entonces me obligará usted a llamar a los otros para una segunda opinión…
No es necesario señor. Creo que he dado con el tono.
Lo escucho.

* Canción de la tetera de porcelana.

Existe entre la Tierra y Marte
Una tetera de porcelana
Aunque de buena gana
Podría existir en otra parte.

La tetera además es tan pequeña
Que no se ve con telescopios
Pero dudar de ella es impropio
Una vez que se reseña.

Coro:

Gira, gira la tetera,
Oh yea, de porcelana

Gira, gira con más ganas
Aunque nadie la vea.
(bis)

Usted pensará que desvarío
Pero si entonces yo dijera
Que en libros antiguos la tetera
Trato sagrado ha tenido…

O que se alaba cada semana
Cantando con voces recias
Adentro de las iglesias
Hasta que tiemblan las ventanas…

Mejor no ponga en duda la tetera
O le sucederá como a su hermana
Que la creí de porcelana
Y al final resultó una fiera

Coro:

Gira, gira la tetera,
Oh yea, de porcelana.

Gira, gira con más ganas
Aunque nadie la vea.

(El coro se repite 18 veces, o hasta que te hagan callar)

* Jueves 17 de diciembre, 22:55 hrs.

¿Le gustó la canción, señor?

Lamento si desafiné o si la historia…
¡Silencio! ¡Dos horas más en el calabozo!
Lo lamento, señor...

* Jueves 17 de diciembre, descuentos del día.

¿Está durmiendo, Vian?
No, señor.

¿Desea algo, señor?
Saber si usted ha visto la tetera, Vian… con sus propios ojos, me refiero.
La he visto, señor, pero no sabría decirle si con mis propios ojos.


¿Sabe Vian…? me quería disculpar por el trato anterior.
No es necesario, señor.
No tiene que ver con necesidades, Vian. Es algo que debo decirle.
¿Para quedar tranquilo, señor?
No lo creo. Es sólo que a veces mis actos…
Los hombres no son sus actos, señor.
¿Cómo ha dicho?
Que los hombres no son sus actos, señor. Si lo fueran estaríamos… ¿puedo decir cagados, señor?
Puede.
Pues eso… estaríamos cagados, señor.
¿Tú también lo estarías, Vian?
Hasta el pecho, señor. Sin duda.
¿Entonces eres culpable, Vian?
¿De qué señor?
De tus actos…
No señor, usted no ha entendido.
Pero si acabas de decir que estarías cagado hasta la cintura…
Dije hasta el pecho, señor.
Bueno, peor aún, Vian…
No señor, el pecho no es peor que la cintura.


¿Qué quieres que haga contigo, Vian?
No estoy seguro, señor. Decida usted mejor.
Yo lo lamento Vian, pero creo que tendremos que golpearte antes de dejarte salir… son las reglas…
No es necesario que se excuse, señor. Sobre todo si son las reglas.
Pues así es, son las reglas. Y uno debe ser fuerte, Vian. Debe seguirlas. No hay opción en eso.

¿No estás de acuerdo?
Con lo que debe hacer, sí señor. Lo acepto. Pero no con aquello de que no hay opciones.
Pero es que no hay opciones, Vian. Las reglas no dejan espacio a opciones.
No me refiero a esas opciones, señor. Me refiero a romper las reglas. Tacharlas…
Eso es subversión, Vian.
Lo sé, señor.
Pues yo no entro a ese juego.
No importa, señor. Lo esperaba.
¿No quieres pedir nada entonces?
Sí, señor. Quiero pedir que me golpeen cuando me haya dormido. Y quiero que me amarren las manos para no cubrirme.
¿Y por qué mejor eliges no cubrirte?
Es que uno igual termina cubriéndose, señor. Hay algo en nosotros que nos lleva a protegernos, y a cubrirnos, más allá de la justicia o injusticia de los golpes.
Y en esta ocasión, ¿será justicia o injusticia?
Si usted mira al cielo mientras me golpean, señor, y logra ver la tetera de porcelana, supongo que todo será parte de un gran plan de justicia, y créame que estaré alegre.
Pues no confíe en que me interese su alegría, Vian.
Confío, señor. No puedo evitarlo. Aunque eso, claro está, no lo obliga a nada…
Usted lo ha dicho, Vian. No me obliga a nada. Pero procure no dar señales de que hablamos antes, mientras lo golpean…
No lo haré, señor, pierda cuidado.
Buenas noches, Vian.
Buenas noches, señor. Cuídese mucho.
.

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