martes, 22 de marzo de 2011

Me invitan a casa de Z porque es listo.

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Me invitan a la casa de Z porque es listo:
sabe mucho sobre escritores de vanguardia
y equilibra su saber con una serie de investigaciones
sobre tragedias griegas e historiadores romanos
de los primeros siglos.

Y claro
como alguna vez,
estando borracho,
intervine en una conferencia sobre la figura histórica de Nerón
y salieron al aire nombres como Orosio,
Epicteto, Dión Crisóstomo, Flavio Josefo, Plutarco
y hasta Plinio el Viejo,
resulta que Z cree que yo también
soy uno de los listillos
de su grupo,
y me recibe en su casa como a un Cristo
en domingo de ramos.

Lo único bueno de todo esto
sin embargo,
-además de la esposa de Z
que viste una polera quizá demasiado ajustada-,
es que entre tanta atención
comienzan a servirme esos vinos reserva
que llevaban ya un par de años, guardados,
lo que sumado a mi trío de cervezas
que tomé a solas, como aperitivo,
me hacen soportar esto de mejor forma
y con un tono más alegre.

¿Y qué piensas de Suetonio?
Me preguntan.

¿O del uso de los deícticos en La guerra de los judíos,
de Flavio Josefo…?

¿Estás de acuerdo con la comparación que hace Aurelio Víctor
entre el gobierno de Trajano con los cinco primeros años
del reinado de Nerón…?


Yo los miro e intento comprender
de qué mierda podrían servirles mis opiniones,
y mientras guardo silencio e intento concentrarme
en algo distinto al escote
de la polera ajustada
de la culta esposa de mi anfitrión,
me paro a elegir una nueva botella
del mueble de vinos
de los dueños de casa.

¿Podrían descorchar esta botella
antes de responder?

Pregunto.

Y ellos acceden.

Pero luego yo bebo lentamente
y no respondo.

¿Quizá prefieras iniciar esto con Sulpicius Severus?
Me dice la mujer, algo incómoda.

Yo les hago un gesto para que esperen.
Y comienza otro silencio
también extraño.

No debemos apurar a Vian,
dice entonces F, cambiando el tono,
quizá lo abrumamos con todas nuestras preguntas…
además no hay ningún apuro…

Es cierto,
interrumpo,
sólo estamos hablando de gente muerta.

Pasa un momento.

Ellos se miran y no dicen nada.

Luego me fijo que cuentan mentalmente
las botellas vacías,
o quizá calculan su costo,
que yo ya estimé, por lo bajo,
en un mes entero de mi sueldo.

Vian,
-me dice entonces la mujer
mientras yo calculo ahora
el sonido que haría su polera ajustada
al rasgarse-,
me han hablado bien de ti
y leí tu trabajo sobre la relación entre Pablo y Nerón
a partir de los escritos de Lactancio…

¿Y?

Mira, quería preguntarte…

¿Si escribí yo esos textos…?

¡Nooo…! Por supuesto que los hiciste tú…
no dudo de eso…
Yo quería preguntarte
¿qué piensas tú?

¿Sinceramente?

Claro que sinceramente,
dice la mujer de F.

Señora,
le digo entonces,
para ser sincero,
yo pienso que usted
está desperdiciando sus tetas.

¿Qué estoy desperdiciando qué?
Me pregunta, sin convencerse.

Sus tetas,
reitero.
Ambas.

Y hasta le hago un gesto,
por si no entendió.

Entonces Z, aún caballerosamente
me dice que me vaya de la casa,
que estoy muy bebido
y que me voy a avergonzar mañana.

Tiene razón,
-le digo entonces,
mientras busco mi libro de expresionismo literario
que no recuerdo muy bien donde dejé-,
fue un comentario superficial…
quizá debí hablar acá
de otros desperdicios más importantes…

¿Y usted no desperdicia nada?
me dice como ofendida
la mujer de Z,
adelantándose a mi discurso.

Trato al menos de no hacerlo,
contesto,
pues recojo mis desperdicios
y los de ustedes
y después los escribo,
lo que debe resultar como una especie
de reciclaje,
a fin de cuentas.

¡Lo que hace usted es jugar con caca!
me dice por último el esposo,
que se debe sentir así como un héroe
tras esa catarsis.

Y claro…
yo podría haber respondido algo
e irme con unas frases
que hubiesen sellado mi victoria.

Recordé por ejemplo algunas palabras de Séneca,
o uno de los pocos poemas de Nerón
que se conservan,
y que habla de la forma correcta
en que debiese uno enfrentarse
a los que representan
lo que a nosotros nos avergüenza
de nosotros mismos…

¿Pero saben?
Decidí mejor guardar silencio,
y dejar a Z cómo héroe,
ayudando así a que al menos ese desperdicio
(el superficial),
fuese aprovechado
-al menos esta noche-
de mejor forma.
.

3 comentarios:

  1. Genial su poema

    (con algo de Bukowski)

    (Leí la entrevista, es primera vez que leo tanto en el PC )

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  2. entretenido
    simpatico, pero....
    mmmm, esas situaciones son tan poco humanas
    y al mostrarse humano pues nos llaman caca
    no desperdicies tiempo en huevadas, pienso mientras la gente entra al cafe donde trabajo

    saludos.

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  3. He caído en su blog por simple casualidad cuando buscaba esos mismo poemillas de Nerón de los que habla, que por cierto no hay quien encuentre.
    Necesse tamen est mihi si quid dicere de ea maxima stultitia quae versibus tuis indicta est. Nullum magis descipiendum quam tu inveni, qui alios despicatus est etsi obsequium dederant et hospites tibi. infimam salutem dat tibi gallaecus qui scripsit

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