lunes, 13 de junio de 2011

Estimado doctor.

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Estimado doctor:

No tengo insomnio. Lo que tengo es culpa de dormir, que es distinto. Lo he pensado mucho y estoy seguro que es eso, así que le devuelvo las pastillas y el jarabe y hasta el CD con canciones de cuna que me prestó el otro día. Se lo agradezco, pero no los quiero. Y espero que no se moleste, por cierto.

Sé que usted actúa profesionalmente y que ha hecho lo posible por convencerme de lo que es mejor para mi salud, pero creo que lo que entendemos por ese término es diametralmente opuesto, aunque no quiero entrar en detalles, claro.

Prefiero en cambio explicar brevemente a qué me refiero cuando hablo de culpa, y digo que no tengo insomnio, pues creo que es en este ámbito donde está realmente el centro de lo que usted llamaría “mi problema”, y donde es necesario fijar nuestra atención.

Ante todo, me gustaría aclarar que no tengo nada contra el dormir. Es decir, si usted duerme diez, o doce o hasta quince horas diarias, sepa que no tengo absolutamente nada que reprocharle. Es más, puede usted hasta hibernar, si le place, y no me verá nunca hacer una referencia o comentario negativo a este respecto. Duerma usted –y los otros- cuanto quieran, entonces, y siga yo con mi explicación.

Como sabrá usted –o recordará más bien- yo soy profe en un colegio. Lo que trae adjunto una serie de otros datos como por ejemplo el llevar trabajo a casa, las preocupaciones, las pruebas por hacer y por revisar, y una inquietud constante, en definitiva, por no tener nunca las obligaciones al día y mantener la despensa llena de trabajos pendientes y esas cosas.

Con todo –y a pesar de lo que pueda parecer-, no tome esto como una queja. Esto es algo que yo elegí y escogería nuevamente y que por lo demás entrego ahora simplemente como un dato para que pueda usted entender la situación de la que aquí le hablo.

De esta misma forma, me gustaría que considerase también el tiempo que ocupo al día en escribir, leer, y todo aquello que supuestamente asumo como una necesidad y que por lo demás no podría no realizar, a riesgo de contraer otro insomnio aún más improductivo y menos satisfactorio.

Y es que sabe, doctor, a pesar de todo, lo mío es un insomnio que me da algunas satisfacciones. Y, desde ahí, debo confesar que es un estado electivo… Ahora mismo, por ejemplo, si yo dejase de escribir, créame que bastaría con apoyar mi cabeza en la almohada para dormir casi inmediatamente, pero al hacerlo, claro, comenzaría a incubarse –quien sabe si como un virus-, una sensación que identificaba como culpa, en un inicio, y que no sé realmente a qué se debe, ni cuál es, a fin de cuentas, su objetivo.

Y es que de cierta forma, si duermo sin haber escrito me viene una extraña sensación de culpa, como si me acostara sin decir buenas noches a mi hijo o sin regar mis plantas, o sin ordenar al menos un libro en mi biblioteca, que ya se viene abajo entre tanto papel dispuesto y mal dispuesto y hasta se llena de apuntes que es muy probable no vuelva a leer en mi vida, así como voy de tiempo.

¿Qué piensa usted, doctor? ¿Suena muy absurdo todo esto? ¿Le pasa a usted sentirse así cuando no hace algo?

Yo a veces pienso que sí, que a todos les pasa, y que usted no debe ser la excepción… pero el problema es también que no sabemos bien qué es aquello que debemos hacer.

A veces, por ejemplo, me quedo horas frente a la página en blanco… ¡horas, doctor! Buscando la sensación correcta, la forma correcta… o simplemente saliendo a caminar para encontrar la historia que debo contar cada día… y entender, ojalá, lo que debo aprender de ella.

Hoy mismo por ejemplo, antes de venir acá, caminé largo rato por la calle que da hacia esas nuevas construcciones que están haciendo atrás de esta villa, y justo cuando pensé que todo había sido en vano… ¡Ta-Táan! Me encontré una oreja –para que me crea se la voy a dejar junto a esta nota en el sobre café-.

Ahora bien, ¿cree usted que es normal que me encuentre una oreja?

¿Qué se supone que debo hacer yo tras caminar buscando algo y encontrarme esto?

¿Acaso cree prudente que tras encontrarla me tome una pastilla para dormir y procure descansar como usted tan amablemente me lo dice?

¡Porque no crea que se trata solo de la oreja…! También pude haberme encontrado otra cosa: una carta, unos fósforos, o hasta la rama de un árbol que tenga la forma de una llave de sol… es decir, siempre termino encontrando algo que parece decirme algo… y claro, yo lo transmito, o intento exprimirlo, como a una naranja.

Hoy día en cambio –como le decía-, simplemente encontré una oreja. Y la oreja, por supuesto, no me dice nada, sino que escucha. Y como yo solo la encontré a ella ya no sé qué historia contarle.

Por eso se la había traído a usted doctor… esa fue mi intención cuando se la puse entre sus manos y forcejeamos hace unos momentos en la entrada de su casa… no crea que era una amenaza o nada parecido… O sea, quería devolverle las pastillas, claro, y de pasada consultarle sobre esta oreja…

Y es que me urge saber si ella está realmente escuchando… o si escucha, me gustaría saber si está entendiendo algo de lo que digo…

No sé si usted podrá decirme algo al respecto, cuando despierte, o si estará en condiciones luego del golpe que se propinó en el borde de la puerta, pero me sería muy útil si pudiese determinar algo claro, e informármelo.

Después de todo, supongo que eso es lo que significa la oreja: algo que te escucha, y que, por lo tanto, reafirma mi insomnio, y la necesidad de escribir, y todo aquello que le mencionaba antes y que a veces me cuestiono, quién sabe si innecesariamente, o no.

Por último, me gustaría disculparme por los otros inconvenientes que pude haber causado, pero le digo claramente que no fue mi intención, además los niños se desesperaron cuando lo vieron en el piso y yo solo quería que ellos se tranquilizaran y pudieran dormir tranquilos, como usted mismo recomienda… por el bien de su salud.

Pasaré un día de estos por una respuesta clara y concreta.

Buenas noches, doctor.

Que descanse.

Vian.

1 comentario:

  1. Curiosa entrada; Yo también siento algo así como culpa cuando duermo... Nunca lo había pensado así, culpa, debe ser algo así, como que me niego a acostarme...

    Aunque a mi sí me cuesta dormirme, pero pongo resistencia igual a intentarlo, es raro, es culpa quizá...

    Sí debe ser culpa...

    (Mi comentario es casi tan descabellado como el ir a mostrarle una oreja al doctor ¿Y era de humano? ¿Qué clase de "mensaje" uno interpreta de eso?)

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