viernes, 15 de julio de 2011

Temporada de piscinas.

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¿Le gustan a usted las piscinas?
A mí me gustaban, pero ya no.
(Las cosas cambian)
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Se lo pregunto un poco para establecer contacto, aunque tal vez usted piense que hay algo subliminal en mis palabras… una especie de silogismo que en realidad busca plantearle que no es usted consciente de sus cambios, o que simplemente no cambia y que permanece estático(a), o algo por el estilo… ¿Pero sabe? Si quisiera decirle eso se lo diría inmediatamente, y no andaría con rodeos.

Además, realmente me interesa el tema… al menos hoy, claro, que terminé empapado por la lluvia y de pronto recordé unas conversaciones sobre agua y de ahí a las piscinas ya había poco trecho. Y claro… como andaba algo bebido y quería saber qué pensaban los demás, comencé a pedirle la opinión a quién se cruzara por la calle.

-¿Pero esto es una encuesta? –me preguntaban de vuelta.

-Podría decirse que sí, aunque de una sola pregunta, en principio… ¿Le gustan a usted las piscinas…?

Ahora bien, para ser sincero la mayoría me dejó con la pregunta en la boca, pero hubo alguien que no, una señora algo mayor que incluso hizo algunas observaciones que revelaron errores en la forma de plantear mi consulta.

-¿Cuáles errores? –Le pregunté a esa señora.

-En primer lugar usted no plantea si me gustan las piscinas llenas o las piscinas vacías.

-Es cierto –reconocí-. No lo había pensado de esa forma.

-Nadie lo piensa así, y es algo esencial, si uno se detiene un poco…

-Sí, tiene usted razón.

-No se lo digo por criticar en todo caso, solo que el tema es especial para mí… Yo fui campeona nacional de natación hace muchos años... y bueno… todavía hoy no logro desenamorarme por completo de esas experiencias…

-Sí… así es cuando se ama realmente algo… –pensé en voz alta.

-El otro error –siguió ella, como si hubiese llevado un discurso preparado-, está en el momento en que escogió usted para hacer la pregunta…

-No entiendo…

-Me refiero a que no es temporada de piscinas, y hoy ha llovido a mares y para mucha gente el agua hoy resulta algo incómoda… Es como si usted fuese a preguntar por la belleza de la vida a alguien que acaba de perder a su familia…

-Sí… tiene usted razón nuevamente, creo que me apresuré demasiado…

-Así es, pero no es tan importante después de todo…de hecho podrías preguntarme de nuevo, para responder bien a tu pregunta…

-¿En serio?

-Sí, me encantaría responder…

-De acuerdo… eh… disculpe… -dije poniendo tono de entrevista-, más allá del clima actual y esforzándose por imaginar un tiempo donde estuviesen de temporada… ¿Le gustan a usted las piscinas? Las piscinas llenas de agua, me refiero…

-¡Me encantan! Incluso con el clima de hoy… si hasta el paraíso me lo imagino como una gran piscina… con Dios de salvavidas todo el tiempo, y agua tibiecita…

-¿No exagera?

-¡Para nada…! Soy sincera totalmente…Simplemente intento adaptarme a su pregunta así como el agua misma se adapta al recipiente que la contiene… Y para mí la piscina representa la arquitectura perfecta de la vida en sociedad, y hasta de las relaciones interpersonales en general, incluyendo las relaciones amorosas, por cierto…

-¿Podría explicarse, por favor?

-Creo que sería muy extenso e explicar… pero ¿se ha fijado usted en esas duchas que existen en las entradas de las piscinas?

-¿Esas por las que uno está obligado a pasar al entrar y salir de una piscina pública…?

-Exacto… esas mismas… pues bien… yo creo que eso es exactamente lo que uno debiese hacer, por ejemplo, al principio y al final de una relación afectiva… no sé… sacarse el cloro… cambiar de temperatura… yo creo que con la imagen es suficiente… ¿me entiendes?

-Sí… aunque bueno, no lo he pensado detenidamente…

-Así es mejor… además, en la vida, lo esencial es hacer juicios a priori sobre todas las cosas… solo así llegamos a lo verdadero, y escapamos del fondo…

-¿Escapamos del fondo?

-Sí… no es bueno llegar al fondo de las cosas creo yo… pensarlas a fondo, me refiero, es como hundirse para buscar algo especial y luego encontraste simplemente con el tapón… pero cuando te diste cuenta el agua ya se ha ido, y ya no hay gracia…

-¿Y la piscina llena se convierte en piscina vacía...?

-Peor… ¡La piscina sin agua es un cráter…! Nada más… No hay que tantear en el fondo…

-Sí… supongo que me ha pasado…

-Lo ves. Parece que tengo razón.

-Puede ser… -admití-. Lamentablemente, en mi caso, no sé muy bien estar cómodo en la piscina y suelo irme derechito al fondo…

-Se nota… por eso te gusta la lluvia, así es más fácil…

-Sí…

-Pues debieras cuidarte más… así te vas a resfriar, y tú necesitas fuerza…

-¿Cómo fuerza…? ¿Estar fuerte…?

-No, estar fuerte no sirve… pero hay que estar débil con fuerza, o con convicción, si lo prefieres…

-Sí, parece usted sabia… nunca había conocido alguien que hubiese hecho natación… ¿son todos así?

-Para nada, hay tarados que pasan años en la piscina sin siquiera mojarse… y cuando lo hacen salen y se secan rapidito, como si tuvieran miedo… tú al menos estás mojado entero… ¿me dejas regalarte algo?

-¿Cómo…?

-Mi bufanda… es grande y puedes secarte un poco con ella…

-No suelo aceptar nada… -confesé, recibiéndola de todas formas-, pero gracias…

-De nada… y me voy, mejor, que comienza a llover de nuevo y me esperan mis nietos…

-Vaya no más, no le quito más tiempo… -contesté finalmente-. Y gracias por todo…

Ella entonces me guiño un ojo y se fue corriendo por entre la lluvia.

Y hasta yo imaginé, luego, que caminaba sobre el agua.

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