miércoles, 21 de septiembre de 2011

Es absurdo, está mal escrito, pero es verdad...

.
“Es absurdo, está mal escrito,
pero es verdad,
por lo que sin duda
ha de contener alguna enseñanza…”
.

Un primo fue hoy
hasta un canal de televisión
a mostrar una imagen lo suficientemente absurda,
como para tener cabida
en ese medio.

Sin embargo,
como mi primo es algo ingenuo
y sueña incluso con ganar dinero
a través de esa fotografía,
se negó a cederla así sin más
para que la incorporaran en el noticiero
de esta noche.

Ahora bien,
la fotografía en sí
muestra a mi primo enseñando un pez
que había acabado de pescar
segundos antes de devolverlo al agua,
en un lago que queda a unas cuantas horas de Santiago.

-¿Y qué mierda tiene eso de especial?,
le pregunto,
tras mirar rápidamente la imagen.

-¿No te fijaste en el pez?
dice mi primo.

Y yo que no lo había hecho,
lo hago entonces…

¡……!

Lo crean o no,
el pez,
que miraba directamente a la cámara,
tenía algo así como un bigotito pequeño
y un rostro humano inconfundible…

-¡Chaplín…!
grita entonces mi primo, emocionado,
mientras tiembla un poco
y los ojos le brillan,
llenos de lágrimas.

Luego, intenta explicar que solo se percató
cuando fue a devolver el pez al agua,
y la impresión lo llevó a soltarlo
y a comprobar el hallazgo
a través de la fotografía.

-¡Entiendes lo que significa…!
vuelve a gritar mi primo,
mientras su rostro comienza a iluminarse,
como si hubiese visto a Dios
o hubiese logrado fotografiar la apariencia física
del espíritu humano…

-¡Esto debe valer millones…!
exclama,
y yo lo dejo gritar
y emocionarse
para que invite otra ronda de cervezas.

Así,
tras hablar unas dos horas
sobre los planes que tenía con esa imagen,
y habernos emborrachado lo suficiente
como para caernos ambos
dos veces cada uno
de nuestras respectivas sillas,
yo propongo otra teoría.

-¿Y si se tratara de Hitler?
le digo,
¿qué tal si el pez ese fuese algo así como la reencarnación
del Fürher…?

Mi primo se lo piensa,
y reflexiona,
aunque luego se olvida que está pensando
y se duerme,
con la cabeza sobre la mesa.

Es entonces cuando aprovecho el momento
y sin saber muy bien por qué
tomo su cámara fotográfica
y me pongo a fotografiar a la gente del bar,
una a una…
y desconociendo también el procedimiento
de mi deducción
concluyo que toda esa gente es diferente por fuera,
pero igual por dentro…

Lo malo, sin embargo,
es que al parecer grité mis conclusiones
y unos tipos se molestaron
y terminó armándose pelea,
por lo que tuve que despertar a mi primo
para que recibiese también
algunos golpes.

En resumen,
lo único bueno de todo esto,
es que no pagamos la cuenta
y que mi primo pudo encontrar las dos piezas dentales
que le arrancaron…

Respecto a la imagen
del pescado con rostro humano
supongo que mi primo seguirá intentando
sacarle algún provecho monetario…

Yo, en cambio,
volví a mi casa a escuchar Gruppen,
de Stockhausen,
que demuestra en un solo argumento
las distintas teorías y conclusiones
de esta noche,
y quién sabe
de cuántas otras…



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