jueves, 20 de octubre de 2011

¿Comenzar por lo sencillo?

.

I.

A veces pienso que vivo
en las lunes de Júpiter.

Y claro,
estar acá es un viaje simplemente
en busca de algo similar
a provisiones.

No hice listas,
sin embargo,
por lo que en el supermercado terrestre
parece que he andado
todo el tiempo
un tanto extraviado.

Por si fuera poco
no tengo dinero
ni bolsillos,
y el corazón mismo
cargaba tantas cosas
que se ha rasgado.

¿Dónde cargar?
me dije entonces.

¿Qué cargar?

Y creo que ya tengo las respuestas.


II.

A veces cuando cuento
que vengo desde una de las lunas
que hay en Júpiter,
la gente me mira
como si fuera un loco.

Exigen saber con exactitud
desde qué luna
y cómo llegue acá
y toda una serie de pormenores
que no hacen sino poner en duda
la veracidad de mis sensaciones.

Y es que esto de nuestro origen
y hasta nuestro destino
no deja de ser nunca
una cuestión que se dé
más allá del ámbito de la fe
y de las sensaciones.

Con todo,
para que escuchen las respuestas disfrazadas
yo les cuento que vengo de Temisto,
y que me teletransporté…
y es a la vez como si moliese verduras
en el plato de comida
de un niño mañoso.


III.

Un extranjero que conocí
me dijo que uno debía cargar
las provisiones necesarias
exclusivamente en los ojos.

Y bueno…
no es que no haya entendido lo que dijo,
ni que el medio de transporte
me parezca incorrecto,
pero aún así
suelo preguntarme:

¿Cuáles son las provisiones necesarias?

Y es que no sé, sinceramente,
con qué debiese uno llenar los ojos:

¿Mujeres hermosas,
ancianos,
flores que nacen en el pavimento,
niños no nacidos,
guerras…?

Eso pensé e intenté
por mucho tiempo,
pero al final desistí del intento.

Y es que no todos los extranjeros,
pienso ahora
venimos necesariamente
de un mismo sitio…
ni nos dirigimos, obviamente,
hacia la misma parte.

Esas son cosas
de las que uno debiese
no olvidarse.


IV.

Pero les decía antes
que había llegado a un par de respuestas;
sensaciones que de cierta forma
me hacen sentir un poco más seguro
hoy en día.

Con todo,
puede que usted piense que esa seguridad
tenga que ver con la certeza que doy
en cada uno de mis pasos…

Si es así,
déjeme decirle que está
complemente equivocado…

Y es que estoy de paso
y debo volver…
de eso estoy seguro.

Pero nada puedo llevar
y nada debo llevar
salvo mi propio peso…

Y claro...
los ojos van vacíos
como el corazón
a fin de cuentas…

y hasta el universo entero
está rasgado.

2 comentarios:

  1. ¿Y qué paso con el otro final? Era más lindo. Alcancé a verlo y lo cambiaste.

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  2. Si pasas por Saturno, espero que visites mi luna. No es necesario que lleves nada.

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