viernes, 9 de diciembre de 2011

Residuos.

“La verdad es el residuo final de todas las cosas”
Clarice Lispector.
.

La mujer que se saca el maquillaje
no sabe cuando detenerse
y a veces borra, incluso,
partes de sí misma.

Yo la observo,
entonces,
desde el otro lado del espejo
y nada digo
pues quiero ver aquello
que ella misma desconoce.

No me asombro,
sin embargo,
pues el tiempo
me ha enseñado que el silencio
y la distancia
son las herramientas más útiles
para que el daño no te hiera:

“Tienes que hacerte el muerto”,
me dijeron,
y yo aprendí.

Así, quieto,
cubierto de moscas
y mordisqueado por los perros,
comencé a mirar a los otros,
y para ahorrar palabras
diré simplemente
que perdí la poca fe
que me quedaba.

Con todo,
tras esos borrones
en los rostros,
y esas costuras que mostraban
bajo las extremidades,
uno esperó hasta el último momento
un poco de verdad;
algo que quedase
tras todo aquello…
un charco, incluso,
cualquier cosa…

Y es que me hice el muerto
tanto tiempo
que a veces, por esperar,
olvidé también
que estaba vivo.

Así, finalmente,
solo me queda hoy
recoger algún residuo
y rearmarme.

La verdad,
por otra parte
-he aprendido-,
no está hecha
para ser vista.

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