domingo, 29 de abril de 2012

Astolfo, el monstruo lindo.



Por definición los monstruos son feos. O al menos, contrarios a la naturaleza de su especie.

Quizá por eso es que Astolfo está triste.

Tanto, que a veces, se separa incluso de los otros monstruos y pone atención a sus comentarios.

-Astolfo no es como nosotros –dice uno.

-A mí me da asco que sea tan lindo –dice otro.

Y es que Astolfo es ciertamente un monstruo lindo, de eso no hay duda.

Uno lo ve y resulta imposible no enternecerse, o sonreír cariñosamente mientras él se mira al espejo y piensa en voz alta.

-Duele esto de ser lindo –dice-. Y lo peor es que no sé de qué forma solucionarlo…

Con todo, lo verdaderamente doloroso para Astolfo no es directamente ser feo, sino tener un corazón donde la comprensión de su propia diferencia parece producir un desperfecto, y generar el llanto.

-¿Cómo se le llama a un monstruo entre los monstruos? –pregunta un día Astolfo-. ¿Cómo debe uno vivir cuando se es un monstruo lindo…?

Pero claro: nadie le responde a un monstruo lindo.

Así, sucedió que un día Astolfo comenzó a transformar su apariencia.

Intentó peinarse feo.

Dejó de bañarse por semanas.

Y hasta se hizo pequeños cortes en el rostro, y en el cuerpo.

¡Pero nada!

Astolfo seguía siendo un monstruo lindo, hiciera lo que hiciera.

Quizá por eso, es que tomó la decisión que no hizo sino terminar de embellecerlo.

¡Pobre Astolfo…!

¡Pobre y lindo Astolfo…!

De haber podido yo le habría dicho:
La comprensión es lo que te embellece, pequeño monstruo...

Pero claro, él no habría podido dejar de comprender.

¡Pobre y lindo Astolfo…!

1 comentario:

  1. ..."tener un corazón donde la comprensión de su propia diferencia parece producir un desperfecto"...qué gran verdad!...en esos casos, la ignorancia es un medio válido para ser feliz. Lo duro es que con los años cada quien busca tanto comprender como intentar ser feliz, y a la larga, ambas cosas resultan incompatibles.

    Un abrazo.

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