miércoles, 9 de mayo de 2012

Esconderse en el refrigerador / Ese es el único camino.


“No te creas que me estás haciendo admitir a la fuerza
cosas sin que me dé cuenta.
Simplemente considera la posibilidad
de que yo entienda más cosas de las que crees”
David Foster Wallace



Te dicen que es peligroso, pero no es cierto.

De hecho, es uno de los lugares más agradables que conozco.

Sacas la comida, las verduras y te preocupas de llevar un par de chocolates y unas latas de cerveza.

Además, no hace tanto frío como dicen.

No es como meterse en los roperos, donde te encuentras con cadáveres, seres mitológicos y hasta con mundos ocultos.

Y es que el refrigerador es más bien una incubadora del alma.

Un lugar puro donde de forma extraña te desarrollas interiormente.

¡Tienen que creerme!

Además, cualquiera puede comprobarlo y el mundo está lleno de ejemplos.

- Gandhi se encerraba en el modelo patentado por Von Linden.

- Luther King se escondía a meditar en un refrigerador negro.

- Sor Teresa usaba uno como confesionario personal.

Y así, podría seguir hasta el mismísimo Dios, quien luego de las atrocidades del Antiguo testamento se encerró unos días en un planeta congelado y terminó mandándonos a Cristo.

¡No cometan el error de ponerme en duda!

Hagan ustedes la prueba, yo los invito.

De esta forma, ustedes quedarán tan limpios, que querrán voltearse como un calcetín, para que los aprecie el resto.

No escuchen a quienes se burlan de esta idea.

Hagan oídos sordos a esa lógica pueril que nos ha llevado a donde estamos.

Háganse un bien y piensen por un momento que es tan simple como el solárium, solo que se aplica al espíritu.

No le avisen a nadie.

No se despidan de sus seres queridos.

¡Denles una sorpresa!

Siéntanse cómodos, y esperen.

Luego, regulen su propio termostato y no se preocupen de horarios ni quehaceres.

Así, solo salgan cuando se sientan totalmente purificados.

De lo contrario, aguanten un poco más, y siempre piensen que falta poco.

Y es que finalmente, no tiene sentido salir sino es purificado.

Créanme y desoigan lo que les han dicho.

Ese es el único camino.

4 comentarios:

  1. A los 15 años me encerré en el ropero de mi habitación y me quedé dormida... el drama comenzó cuando mi mamá (bendita ella) notó mi ausencia y luego de las mil películas que pasaron por su cabeza (fugas, secuestros, abducciones, ritos satánicos, etc) tuvo la brillante idea de revisar mi escondite y con un grito brutal me despertó.
    Me pregunto si habrá revisado mi escondite hace unos meses cuando realmente me fui de la casa... saludos

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  2. Saludos. Y suerte fuera del ropero.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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