sábado, 23 de junio de 2012

Las 12 conclusiones del día de hoy.

“Lo único que puede inferirse es que el ser
no es algo así como un ente.”
Martin Heidegger.


Entre otras acciones de extraña importancia, hoy ordenaba unos apuntes para un trabajo sobre Heidegger, leía Hamlet para hacer una prueba a mis alumnos y veía una película de clase B llamada El ataque del tiburón de dos cabezas.

Así, resultó que ciertas cosas se mezclaron y el día entero pareció entonces revolverse y amenazar con no dar frutos…

Y claro, fue entonces que recordé una costumbre que tenía de pequeño para abordar este tipo de días intentando formular algunas conclusiones, que por lo demás nunca analicé, luego de escribirlas.

Y claro, para no ser menos y evitar de paso desestimar parte del material, me decidí a retomar la costumbre, repitiendo incluso el número de conclusiones que acostumbraba hacer, en aquel entonces. Aquí les van:


Las 12 conclusiones del día de hoy.
10 propias, dos ajenas y un bonus que no cuenta


1.  Lo que plantea Heidegger sobre el concepto del ser, es aplicable a todo concepto.

2. Hamlet no actúa movido por la idea de vengar a su padre, sino porque es incapaz de asimilar el paso del tiempo en relación a sus propias emociones.

3. Un tiburón de dos cabezas no piensa más que un tiburón de una.

4. La meta provisional de Ser y tiempo (la interpretación del tiempo como horizonte de posibilidad para toda comprensión de ser en general) no puede entenderse como una cuestión distinta a la meta central (la elaboración concreta de la pregunta sobre el sentido del ser), pues la comprensión sobre el sentido de esta última pregunta, no puede lograrse sin situar su ámbito de aplicación en un tiempo ya interpretado.

5. Hamlet –como personaje-, no hace distingos entre metas provisionales y metas centrales. De hecho, todo en él, y hasta su propia existencia, es provisional.

6. Los tiburones de dos cabezas incluyen en su dieta implantes de silicona.

7. De entre los variados problemas que surgen al momento de intentar definir el concepto del ser, el más complejo de todos es que estamos acostumbrados a usarlo comprendiéndolo en el uso, pero desconociéndolo en el ámbito en que dicho concepto existe realmente. Es decir, esta comprensibilidad aparente del término, no hace más que demostrar una real incomprensibilidad.

8. “Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos venir a ser”, dice Ofelia.

9. “Esta vaciedad es más que la sustancia”, dice Laertes.

10. Quizá Heidegger, en cierto sentido, es también un tiburón de dos cabezas. Así, se explicaría como la codificación que realiza pasa a tener momentos donde se enfocan dos ámbitos del significado de un signo. Es decir, además de la división significante-significado, la segunda cabeza de Heidegger parece ser capaz de distinguir entre un sentido (significado en movimiento, a partir de la necesidad de incluir ese signo en un signo mayor cuyo significado es el mundo) y un significado tradicional más estático, interpretado en el tiempo.

11. Es necesario hacer secuelas a la película del tiburón de dos cabezas. Yo propongo tres: El ataque del tiburón al hombre de dos cabezas, El ataque de la cabeza izquierda del tiburón a la cabeza derecha del ídem y El ataque del tiburón sin cabeza (esta última apta para todo público).

12. Señor Heidegger, ¿se puede preguntar por el sentido que tiene la aplicación de un concepto que es indefinible, o es muy tonto lo que estoy diciendo…?

Bonus. Lo que plantea Heidegger sobre el concepto del ser, es aplicable a todo concepto, e incluso a la relación que tenemos con los otros. Es decir, la necesidad de nombrar la vida responde no solo al deseo de tocar aquello que existe en nuestro interior, sino además, al deseo de entregar al otro la posibilidad de tocarnos realmente. Es decir (2), comprensivamente.




3 comentarios:

  1. Dos cabezas, una sonriente la otra devoradora, bicéfalo tiburón, doble personalidad que se pregunta siempre, ser o no ser. No queda otro remedio que ser, he ahí el dilema ¿qué?

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  2. Seguro que las dos cabezas se tocaban mucho...

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  3. Jajaja! son las anotaciones más simpáticas al derredor de Heidegger que he leído en mi vida. Estas analogías tienen una impresión muy clara

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