martes, 10 de julio de 2012

Vian, cabrón.



-Tenemos fuerza, pero no valor –me dijo-. Y eso hace que la fuerza no importe, o que hasta nos juegue en contra… Es decir, nos ejercitamos todo el tiempo, yo de una forma y tú de otra… pero nos falta el valor necesario para dejar todo y hacerlo realmente en serio…

-¿Tú crees que es valor lo que falta…? –le pregunté.

-Claro que es valor… ¿acaso no te lo preguntas cuando te ejercitas…?

-¿Y de qué forma se supone que me ejercito?

-No seas cínico, Vian… tú te ejercitas escribiendo, leyendo, viendo películas… apasionándote por eso… sabes que te admiro por eso y…

-¡Una mierda…! –exclamé-. No admiras a nadie salvo a lo que crees un espejo… y yo no soy espejo de nadie, y tampoco soy fuerte… ¿crees que es valor lo que hace falta…? ¿Crees que temo abandonar mi vida o dedicarme por completo a algo más…?

-¿Y entonces por qué no lo haces?

-Porque aunque te suene extraño amo también aquello que me impide hacer lo que me apasiona… las 46 horas semanales en el colegio, las revisiones de pruebas interminables… todo de cierta forma lo elijo…

-Pero también elijes escribir, y no te queda tiempo para hacerlo de forma seria, creando una obra, realmente… por eso digo que te ejercitas…

-¿Y tú crees que eso es ejercicio…? Yo no sé planificar, no sé preparar nada con tiempo… no ejercito para algo… hago lo que siento debo hacer, eso es todo…

-Pero tú mismo dices que lo haces mal, que no te queda tiempo, que…

-Es cierto, pero no podría hacerlo de otra forma… además no es el tiempo precisamente lo que me hace falta.

-¿Te refieres a que falta algo que decir…?

-¡Falta algo qué vivir…! Algo que amar, verdaderamente… Esas son cosas que no se pueden hacer por uno mismo, ni el trabajo se basta a sí mismo… De hecho… lo que falta no es valor, sino fuerza, justamente.

-¿A ti, te hace falta fuerza…?

-Sí… y no me refiero a fuerza para escribir, o trabajar o lo que sea… me refiero a fuerza para vivir, para cocinarte a solas, para plancharte tus cosas… para levantarse sin sentirse amado…

-Pero esa ha sido tu opción…

-No lo ha sido… ha sido el resultado de ser torpe… entre otras cosas…

-¿No te gusta hablar de eso, cierto…?

-No. No me gusta. Pero a veces hay que decirlo, para acordarse… aunque suene cursi… y claro, por eso hay que rodearlo de una actitud cabrona…

-Oye… ¿y en mi caso?

-¿Qué pasa en tu caso?

-¿Crees que en mi caso se deba a que me falta valor o que me falta fuerza?

-Tu caso me importa una mierda.

-¿Lo dices en serio?

-No. Pero sonaba bien como para el final de la entrada.

-¿Te pregunto entonces de nuevo, para que termine bien…?

-No –contesté-. Me importa una mierda el final de esta entrada.

5 comentarios:

  1. Las metas, los horizontes, están al volver la esquina de los ánimos. Dándole a la pregunta, fuerza o valor, se pasa la vida esa de a pie, sencilla, desnuda de maniqueas elucubraciones. ¿Por qué hace falta torcer la barra de hierro si es mantequilla? Mandar al carajo, impulso, remate con las dudas, lógico, en la puerta de la entrada.

    ResponderEliminar
  2. Hubo una parte que sentí verbalizó un sentir (mío). Y bueno eso es una de las "cosas" más geniales que logran los escritores, según yo, lograr expresar en palabras sensasiones y sentimientos que el resto de los mortales somos incapaces de comunicar por ese medio, y por eso uno los lee (en parte).

    Yo creo que ya se necesita de harto esfuerzo para levantarse todas las mañanas, así de la forma que lo describe, y cumplir... Y bueno usted cumple una bella labor, tremendamente ingrata y que demanda mucho esfuerzo y trabajo... Y lo de escribir (fuera de acá), si mi instinto no me falla, yo creo que un día tendrá que hacerlo, porque no podrá oponer resistencia, tendrá que hacerlo simplemente (y quizá ni tenga que dejar su otra labor).

    Saludos Señor Vian.

    PD: Hoy en el bibliometro pedí un libro de Boris Vian, porque me recordó a usted ¿Es por él que acá firma con ese nombre?

    ResponderEliminar
  3. Sí, por él en gran parte... ojalá y haya sido uno de los libros buenos, porque Boris escribe redistinto de uno en otro. A mí me encantan todos, en especial La espuma de los días y La hierba roja... bueno, y también Escupiré sobre vuestras tumbas, aunque ese es con otra fuerza...
    Saludos...
    Boris también tiene canciones buenas y hasta una ópera... pero hay que descubrirlas solito.

    ResponderEliminar
  4. Es el arranca corazones (la otra opción era que se mueran los feos, y bueno elegí por el título)... Llevo poquito, pero ya he fruncido el seño, así que bueno, ya ha causado "algo".

    ResponderEliminar
  5. sí... vian juega un poco a ser incómodo en el arrancacorazones... pero es una buena incomodidad, según yo.

    ResponderEliminar

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales