viernes, 20 de julio de 2012

Yo no he dicho nada.


"Nos enseñan a pensar lo contrario,
pero en realidad
morimos desde dentro hacia afuera"
Otto Wingarden



-Me gusta Japón porque está lejos, porque de cierta forma me es inaccesible y a veces es más cómodo querer así, con la seguridad de la distancia y de esa imposibilidad que viene a poner un abismo entre nosotros y aquello que queremos –me dijo.

-No te creo –le señalé.

-Pues debieses creer –agregó-, de hecho, es la manera más pura que he encontrado para entregar afecto…

-Pues tampoco creo eso…

-¿Me creerías si te digo que sueño sin puentes?

-¿Cómo…?

-Que en mis sueños más hermosos siempre estoy distante de aquello que contemplo, y entre ese algo y yo siempre falta un puente…

-Tal vez están y no los ves.

-Pero al final es lo mismo, si algo no lo veo no existe.

-¿Y Japón?

-Estaba hablando del interior de mis sueños.

-¿Pero y tú?

-¿Yo qué?

-¿Tú te ves?

-¿En mis sueños?

-Sí.

-Pues no sé, realmente…

-¿Pero te percibes…? ¿Sabes que eres tú, la que está en el sueño?

-Sí, creo que sí… ¿quién más podría ser?

-Pues podría tratarse de otra tú.

-¿Otra yo?

-Sí, una que se conforma con la falta de puentes.

-Pero si soy yo la que actúo así… también en la vida real… es una sensación que se mantiene…

-Pero tal vez sea culpa de esa otra tú…

-Espera… ¿me estás hueveando?

-No… te lo digo porque a veces confiamos mucho en nuestros sueños.

-Pero los sueños salen desde dentro de nosotros.

-Claro, por lo mismo debiésemos desconfiar… nuestro interior no está hecho para la vida exterior, y nos aleja de ella.

-¿Cómo…?

-Que bien podría ser una especie de trampa, una manera de hacer que tu exterior salga derrotado respecto a tu interior.

-Pues yo prefiero esa derrota.

-¿Porque crees que es más puro al no tener contacto directo con el mundo?

-Exacto.

-Pues ese es el error en el que caemos todos…

-¿Pero acaso no es sucio el mundo… o el contacto con los otros?

-No digo que no sea así... pero es una forma errónea de verlo…

-¿Y qué dices tú?

-Yo digo que el interior es peligroso… y no lo digo por aislarse del mundo y esas cosas básicas, sino por descubrir y comprobar que no era yo el Vian del sueño…

-¿A qué te refieres?

-A que un día me desenmascaré en el sueño.

-¿Cómo?

-Es difícil de explicar, pero el punto es que en un sueño cualquiera de pronto me di cuenta que ese yo no era yo.

-Mmm…

-Te lo digo en serio… fue como descubrir que el foco, o que e punto de enunciación, por llamarlo de alguna forma, no era yo…

-¿Y quién era entonces…? ¿Tu yo interior?

-¡Ese es el error…!

-¿Cómo…?

-No puedes hablar de un “yo interior”… es decir, yo soy Vian, y claro que hay algo interno, pero eso no soy yo…

-¿Y quién es ese, entonces…?

-Pues ese es el que derriba los puentes… o el que los esconde… el que te hace creer que no es posible el contacto con otro específico, o con Japón... 

-¿Y entonces tú crees que yo debiese llegar hasta Japón?

-Claro.

-Pero no es tan simple… no es llegar y ponerse a caminar para llegar…

-¿Por qué no?

-Porque está lejos… y porque caminando no se puede…

-Pues si no lo intentas no sabes…

-¿Y tú... que haces justamente lo contrario, me vas a decir eso…?

-Yo no te estoy diciendo nada.

-¿Cómo que no…?

-Te lo repito –concluí-. Yo no he dicho nada.

1 comentario:

  1. Yo recuerdo soñar que era -a la vez- dos personas. Las dos auténticas, parte de mi misma. De aspecto levemente diferentes -por ejemplo, distinta manera de peinarme- pero en el fondo sabía que yo era esas dos...una la que todos esperaban que fuera, la otra, la que no temía desafiar aún sabiendo que no resultaba grata a los ojos de los demás. Siempre supuse que la "correcta" llegó a domesticar -o al menos a contener- a la otra, la inapropiada...
    Da para comentar en terapia, ¿no?

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