miércoles, 22 de agosto de 2012

No soy bueno para cuidarme.



No soy bueno para cuidarme.

Hoy, por ejemplo,
debo haber estado unas dos horas,
caminando bajo la lluvia.

No fue un hecho romántico,
ni poético, ni expiatorio…
solo estúpido.

Aún así
podía imaginar mientras caminaba
que era yo quien llevaba el ritmo correcto
entre la gente
y que de cierta forma, incluso,
ir observando todo bajo la lluvia
era lo mismo que ir leyendo un libro
extrañamente cercano.

Y claro…
quizá se debió a esa supuesta lectura
del mundo bajo la lluvia
que comencé a notar que algunas personas
parecían también ir un tanto extraviadas,
mojándose incluso, innecesariamente,
mientras iban de un lugar a otro.

Con todo, creí notar que existía
un punto común,
justo a mitad del gran número de trayectorias
recorridas por aquellos sujetos…

Y hacia ese punto fui.

De hecho,
me paré justo sobre aquel lugar,
por lo que muchos me miraban,
al pasar,
como si les hubiese robado
una palabra
u otra pequeñita
forma de lenguaje.

Así, detenido sobre ese punto imaginario,
sucedió entonces que mi ropa comenzó
a secarse… y descubrí de esta forma
que en ese mínimo espacio,
no caía nunca agua.

Era un descubrimiento algo estúpido, claro,
pero descubrimiento al fin y al cabo…
lo que ya es algo…
y quise entonces comentarlo con otros.

¿Saben qué sucedió…?

¡Fue un fiasco…!

Así de simple.

Podría desarrollar páginas enteras
de malas reacciones…
pero lo cierto es que prefiero
reunir todo en un solo lugar
e intentar olvidarlo, desde entonces.

Así, por lo pronto,
creo que me basta jugar a leer ese libro
solo para mí…

Y claro, puede que el libro aquel
-el de los otros bajo la lluvia-,
no sea más que un libro estúpido,
después de todo…

¿Pero saben…?

Es grato reconocerse en un libro
y saber que al menos por un momento
el mundo te toca un poco menos…

Y es que no soy bueno para cuidarme
como decía en un inicio…

Sí… no soy bueno para cuidarme.

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