sábado, 24 de noviembre de 2012

Los amigos de mis amigos.


La escena representa el techo de una casa. Debe existir una inclinación mínima. Puede identificarse porque hay sobre él algunas cosas envejecidas. Una pelota de fútbol, alguna prenda de vestir, unas botellas de plástico.

Sobre el techo está Vian, sentado.

MARIO: (Mientras termina de subir al escenario) No era tan difícil subir…

VIAN: No.

MARIO: (Observando la casa vecina) ¿Desde cuándo tienen piscina?

VIAN: No sé bien… creo que el año pasado la terminaron.

MARIO: ¿No has ido nunca?

VIAN: ¿A esa piscina?

MARIO: Claro… ¿o no te han invitado?

VIAN: (Volteándose hacia donde está M) No, no he ido… además es raro invitar… no somos niños…

MARIO: Pero la piscina esa tampoco es para niños…

VIAN: Sí, puede ser… pero tampoco somos tan amigos, para ser sincero…

MARIO: Pero son amigos de tu hermano, y de Juan…

VIAN: ¿Y eso me convierte en su amigo?

MARIO: Claro… los amigos de mis amigos son mis amigos… ¿no has escuchado el dicho?

VIAN: Sí, supongo que lo he escuchado… pero si es por eso todos estaríamos más o menos vinculados… es decir, al menos todos por aquí cerca… o los que alcanzamos a ver desde acá, al menos…

MARIO: No creo… o sea, hay amigos, claro… y enemigos, pero también hay gente con la que te cruzas, simplemente…

VIAN: Con tus amigos también te cruzas…

MARIO: Pero yo me refiero a esos que no distingues… esos que no ves envejecer.

VIAN: ¿Cómo…?

MARIO: Que no te das cuenta que envejecen, la gente con la que te cruzas… o sea, esa es la ventaja, no verlos envejecer… solo pasar…

VIAN: Pero envejecen igual…

MARIO: Claro, pero no los ves… no sabes…

Vian se para y da unos pasos, estirándose. Luego recoge la pelota y la mira.

VIAN: El otro día leía que los que saben nadar no suelen tener miedo al agua…

Mario se acerca a Vian y toma la pelota, con indiferencia.

VIAN: Y claro… los que tienen miedo al agua, en su gran mayoría, son personas que no saben nadar…

MARIO: Yo creo que es al revés…

VIAN: ¿Cómo…?

MARIO: Quizá porque saben nadar han perdido el miedo al agua… y porque no saben nadar, le temen…

VIAN: Pues yo creo que estás demasiado lógico, como para estar en un techo…

MARIO: (Alegre) Si… puede ser… pero así y todo suena correcto, ¿no crees?

VIAN: Sí… el sonido sí… igual que lo de los amigos, pero no siempre funciona…

MARIO: Lo que pasa es que no te conviene que funcione…

VIAN: ¿A qué te refieres?

MARIO: Si la lógica funciona y resulta correcta, casi toda la vida estaría equivocada…

VIAN: ¿Y por qué mi vida estaría equivocada…?

MARIO: No dije tu vida, sino “la vida”… piénsalo un poco como la frase de los que nadan…

VIAN: No te entiendo…

MARIO: Piénsalo así: “los que tienen miedo a la vida no saben vivir”… ¿qué pasa si sale ese estudio?

VIAN: Pues si sale habría que explicar qué significa primero “saber vivir”…

MARIO: Eso se explicaría por la frase inversa: los que no tienen miedo a la vida, saben vivir… es decir, vivir bien sería no tenerle miedo a la vida…

Vian parece molestarse, e incomodarse un tanto.

VIAN: ¿Sabes…? Pensé que ibas a subir para otra cosa… este espacio no es para pensar ni discutir ni hacer juegos de palabras…

MARIO: ¿No subes a leer libros acá?

VIAN: No, no lo hago… acá no subo nada, salvo yo mismo… y hasta trato, en lo posible, de no pensar en nada…

MARIO: Pues peor para ti… estás igualito que esa pelota, o que esas botellas… te vas a secar acá arriba.

VIAN: Si lo dices con preocupación, créeme que no es así… yo me seco más allá abajo… acá respiro, observo… Puede arecer extraño, pero lo cierto es que disfruto abrir y cerrar los ojos, acá arriba…

MARIO: Ojalá sea así… y no creas que te lo digo de mala forma… es solo que yo estoy aquí de paso, pero cuando tú hablas pareciera que tu vida estuviese aquí… (Mario se acerca hasta donde esta Vian, cercano) No te enojes y tómalo como el comentario de un amigo…

VIAN: ¿De un amigo o del amigo de un amigo?

MARIO: (Sonriendo y disponiéndose a bajar) Es lo mismo… al final es lo mismo… debes ser más lógico, Vian.

Mario se acerca al borde del techo para bajar, se agacha un poco aparentemente para reubicar la escalera. Cuando lo hace, le da la espalda a Vian. Este último, entonces, toma la pelota y la lanza con fuerza hacia Mario, quien pierde el equilibrio y cae desde el techo.

VIAN: (Acercándose hacia el sector donde cayó Mario, despectivo) No es lo mismo, hueón… (Vian hace una pausa, mientras comienza a cerrarse el telón) No es lo mismo... y vivir es otra cosa.

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