sábado, 15 de diciembre de 2012

Alí, mi amigo árabe.


Esta mañana llamé a mi amigo árabe.

-¿Aló? –dije.

-No, Alí –contestó.

Era algo así como un chiste en que caía siempre.

Esta vez lo llamaba porque recordaba que su esposa pintaba y yo quería regalar uno de sus cuadros. Uno en especial, por cierto, que había visto hace unos meses en su taller.

-Pues no va a poder ser –me interrumpió Alí.

Yo pedí explicaciones.

Alí entonces señaló que había expulsado a su esposa de hogar.

-Era una ingrata –me dijo-, inconformista, fría y manipuladora… no era una mujer…

-¿No era una mujer…? –pregunté sorprendido.

-No… no lo era… una mujer llora –explicó-. Suhaima, en cambio, en vez de lágrimas tenía filos… una mujer no es confiable si no llora…

-¿Eso lo dice Alá…?

-No, Alí… lo digo yo… No hay nada más bello que una mujer que llora… hay que castigar a las mujeres que no lloran… esa es la primera idea de mis enseñanzas.

-Entonces… -dije yo-, quieres decir que dejaste a tu esposa porque no lloraba…

-Quiero decir lo que he dicho –dijo cortante Alí.

-Pues lo que has dicho no dice nada –reclamé-. No tiene significado alguno…

-Y qué… ¿sabes tú, acaso, dónde se encuentra el significado?

-¿El significado de qué?

-El significado de todo –dijo Alí-. El significado de las cosas…

-¿De qué cosas? –pregunté yo.

Alí se quedó en silencio por un instante.

-A ella la expulsé –dijo entonces, como si hubiese tomado aire-, a ella la expulsé porque no sabía sentir… porque no sabía ser mujer.

-¿Y los cuadros? –pregunté.

-Los cuadros no prueban nada… los cuadros…

-No… yo preguntaba si dejó los cuadros –lo interrumpí.

-Ah –dijo Alí-, pues dejó unos pocos…. Si hasta para eso era fría… yo creo que si hubieran sido hijos también los hubiera abandonado…

-Alí… -lo volví a interrumpir-, no empieces otra vez…

-No se puede empezar otra vez… -dijo él-, si es eso, entonces continúo…

-Entonces no continúes.

Alí respiró hondo.

-De acuerdo –dijo entonces- ¿cuál es el cuadro que te interesa?            

-¿Te enojaste?

-No… en serio, solo evito el tema… ¿cuál es el cuadro que te interesa?

-Uno de una estación de trenes, con un fondo ocre…

-Espera –me dijo.

Yo esperé.

Minutos después volvió al teléfono.

-No hay ninguno en que salgan trenes –me dijo.

-Yo hablé de la estación… -expliqué-, no de trenes necesariamente…

-¿Una estación de trenes vacía?

-Claro, yo hablé de vías, no de trenes…

-¿Vías?

-No, Vian –contesté yo, por molestar.

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