domingo, 23 de diciembre de 2012

El enojo de Rodolfo, en navidad.


Rodolfo se enoja porque siempre hay uno que no es un reno.

Es decir, es algo que se sospecha… una especie de mito que se formó entre los renos quién sabe cuándo y que hoy ninguno de ellos pone en duda.

Con todo, explicar la forma en que esto sucedió es difícil, principalmente porque la manera de pensar de estos animales no es del todo clara y además está el asunto ese del lenguaje, que viene siempre a complicar las cosas.

Es decir, yo lo entiendo porque veo a Rodolfo… pero a usted que ve mis palabras y debe confiar simplemente en mis apreciaciones, no debe de serle demasiado simple… Por lo mismo, debo confesar, valoro sinceramente que esté aquí.

Y es que al igual que Rodolfo, es normal que de vez en cuando nos enojemos al descubrir que hay algo que no corresponde… algo ajeno que –creemos-, viene a ensuciar todo y a hacernos menos fáciles las cosas.

Pero claro… también podemos equivocarnos, en esas apreciaciones.

Así, mientras acaricio a Rodolfo, intento transmitirle eso que a veces nos cuesta comprender… y es que aquello que no corresponde, puede a veces estar en nosotros mismos… y no necesariamente ser cuestión de culpa, o de descuido...

No lo digo con soberbia, ni poniéndome por sobre los que puedan comprender otra cosa… pero creo que a veces nos enojamos porque estamos agotados, y equivocamos la mirada, nada más…

Y es que es normal cansarse, Rodolfo… es normal que brille menos la nariz de vez en cuando y hasta es normal que en alguna oportunidad te quedes a oscuras…Y es normal por tantas razones que no voy siquiera a intentar nombrar, para no aburrirte…

Solo no te enojes, y no equivoques la mirada…

Todos son renos, Rodolfo.

Confía en mí.

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