lunes, 31 de diciembre de 2012

Lo sospeché desde un principio.


Ahora todos dicen que sí,
que lo sospechaban
y hasta que lo sabían desde antes…
pero yo sé que no es cierto.

Es decir…
en mi caso lo es,
claro,
yo no me pondré en duda…
pero justamente porque mi posición
era discutida
y hasta rechazada sin mediar argumentos,
es que sé que los demás
vivieron sin sospechar nada
hasta el último de sus días.

Y es que al igual
como las calles de la ciudad
van cambiando de nombre…
fui descubriendo que todos
y cada uno de nosotros
éramos, finalmente,
siempre el mismo.

Con todo,
no caeré aquí
en grandes explicaciones…
además
mi intención nunca ha sido
convencer a nadie…

Así,
ocurrió simplemente
que fuimos pasando de uno en otro
como por habitaciones que eran,
en esencia,
exactamente iguales…

Y es que si quitas la lámpara
los muebles
y hasta los libros
descubrirás que todo espacio vacío
es siempre igual
a sí mismo.

Charly Parker lo sabía,
por ejemplo,
y por eso mandó construir una casa
con tres habitaciones blancas,
exactamente iguales,
para nunca saber
en cuál de ellas
se encontraba…

Yo,
en cambio,
que también lo sé,
juego a vivir cada día
despojándolo de todo…
como si fuese mi habitación.

Y es que en eso consiste,
a fin de cuentas
ordenar la biblioteca…

Vosotros, en cambio,
que creéis ser únicos,
podéis oír el secreto,
mas no comprender…

Y es que hoy
no se acaba un año.

Hoy se acaba el mundo.

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