lunes, 8 de abril de 2013

Arancibia / Los cocos de Arancibia

"Cuando te acuestas con una puta sin pagar
es como si no te acostaras con una puta"
R.B.


-El otro día, no sé por qué, alguien gritó “¡Arancibia…!”, y yo me di vuelta… -me dijo.

-¿Arancibia?

-Sí, yo ni sabía quién gritaba, pero de pronto pensé que quizá podría ser a mí a quien llamaba…

-Pero tú no te apellidas Arancibia…

-No po, hueón…  esa es la gracia… o sea, yo sabía que no me llamaba Arancibia, aunque más que eso sabía incluso que no era Arancibia, pero igual me di vuelta… pensando que podía ser yo.

-No te entiendo, hueón.

-Es que no sé… como que sentí que tampoco me llamaba de ninguna otra forma, ¿me entendís…? O sea, sentí que yo podía ser cualquiera, y por ende, Arancibia podía ser tan yo como cualquier otro.

-¿Otro qué?

-Otro nombre, po hueón… u apellido.

-¿Y de qué dependía que fueras tú?

-¿Cómo…?

-Que cómo ibas a saber si eras realmente tú, ese Arancibia.

-Ah… es que eso iba a depender de cómo me mirara el tipo que llamaba, si me reconocía o no, me refiero… o si decía que se había equivocado.

-¿Y qué pasó?

-Pasó que el tipo me habló como si yo fuese Arancibia… y me trató de conchetumadre y hasta me sacó en cara unas cosas que no entendí…

-A lo mejor era un truco… quizá te quería robar, o algo así…

-Para nada… de hecho, se contentó con pegarme y ni siquiera me quitó la billetera…

-¿Te pegó?

-Sí… o sea, no a mí, directamente, sino a Arancibia… de hecho, fue más bien una patada en los cocos de Arancibia…

-¿Cómo…?

-Eso… que me lanzó una patada, que llegó directo en los cocos de Arancibia…

-¿Querrás decir en los tuyos?

-No po, hueón… esa es la gracia… el tipo ese no me pegó a mí, sino a Arancibia…

-Pero te habrá dolido a ti…

-En inicio sí, debo reconocerlo… pero terminé por comprender que fueron los genitales de Arancibia los que amortiguaron el golpe… y entonces me dolió un poco menos…

-…

-Supongo que dentro de todo es una buena técnica, ¿no crees…? Es decir, pueden no ser los testículos, pero bien te pueden dañar el corazón, o la mandíbula…

-Pues no sé… -dije finalmente-. Yo soy duro de mandíbula.

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