sábado, 4 de mayo de 2013

Batman: número especial.


Todos son Batman.

Al menos eso ocurre en una edición extraña que encontré hoy escarbando en una tienda de libros usados.

Es decir, abro las primeras páginas y eso es lo único que observo: una ciudad donde todos son Batman: niños, jóvenes, ancianos… Todos enmascarados y en un mundo donde todo es también un poco más oscuro, aunque funciona sin ningún sobresalto.

Y claro… avanzo en el cómic buscando una variación en la trama, la aparición de algo que produzca el desequilibrio y dé inicio a la historia… pero nada.

Así, la trama parece reducirse a la repetición rutinaria de una serie de hechos que incluyen visitas al sótano, rondas nocturnas buscando algún disturbio y el funcionamiento normal de una ciudad, al mismo tiempo.

Con todo, existe algo agobiante en el cómic. Una sensación que no nace necesariamente de la rutina ni de las acciones repetitivas y algo absurdas que reinan en cada una de las viñetas, aunque se encuentra presente, al mismo tiempo, en cada una de ellas.

De esta forma, se me hizo imposible dejar a un lado el cómic… De hecho, me senté en un rincón de la tienda y me detuve en cada una de las imágenes, que por lo demás tenían un acabado notable, aparentemente con colores al agua, y tintas suaves...

Páginas y páginas de Batmans trabajando en oficinas, o como dueñas de casa, o de estudiantes… Páginas donde aparentemente nada fuera de lo habitual parece ocurrir… Páginas –al menos 12, según recuerdo-, donde se mostraban finalmente decenas de Batmans de distintas edades durmiendo… bajo máscaras… transmitiendo una sensación extraña…

¡Todo un hallazgo…!

Así, resultó que tuve que dejar el libro que en principio iba a comprar, y llevarme aquel cómic...

Ya en casa, finalmente, me atreví a mirar el final de aquella historia. En él, un niño enmascarado parece sonreír, mientras duerme, bajo la máscara.

Con todo, si nos fijamos bien, el niño tiene un poco de maquillaje, agrandando su sonrisa, como si se tratase de un payaso…

¿Todos son Batman?, me pregunto entonces.

Y bueno, mientras me contesto, imagino también un mundo donde todos están, cerca de la medianoche, escribiendo algunas palabras en una página en blanco.

¿Todos son Vian, entonces, de esta forma…?

Mmm… pues espero sinceramente que no…

Así, finalmente, guardé la revista junto a otras de animación y me dispuse a terminar el día un poco antes de lo habitual.

Todo sea por un sueño reparador, me dije.

Y lo intenté.

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