jueves, 9 de mayo de 2013

No la reconocí porque se tiñó el pelo.

"Si el hombre debe un día
alcanzar la vecindad del Ser,
es preciso que aprenda primero
a existir en lo que no tiene nombre"
M. H.

No la reconocí porque se tiñó el pelo.

Y claro… ella se enoja y critica mi mirada superficial.

Con todo, la que cambió de color su superficie fue ella misma.

Yo se lo digo.

Entonces, ella señala que soy incapaz de comprender y hasta llora un poco.

Mientras llora, por cierto, ella cuestiona mi insensibilidad y hasta parece aumentar su molestia.

Yo, en tanto, espero que el llanto cese, pero aquello no ocurre.

Así, mientras llora, aprovecho de fijarme en su pelo.

Es de un tono rojizo, pero no me parece que le quede bien.

Me quedo un rato pensando qué decir.

Está más rojo, le digo, finalmente.

Pero ella sigue lloriqueando.

A mí se me acabó qué decir, le digo.

Disculpa.

Extrañamente, entonces, ella cesa el llanto y me pregunta si está más atractiva.

Eso es subjetivo, le digo.

Pero desde tu punto de vista… insiste ella.

Mmm… digo yo, sin querer mentir.

Así, evadiendo, pasan un par de minutos.

Luego ella recibe una llamada al celular.

Es alguien que sí se da cuenta que me teñí el pelo, me comenta, mientras habla.

Y claro… yo espero unos minutos, pero ella sigue hablando.

Finalmente, le hago un gesto de despedida y me alejo del lugar.

Mientras camino, me fijo que el cielo tomó unos tonos extraños, por la puesta de sol.

Me quedó observando esos colores, hasta que oscurece.

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