domingo, 19 de mayo de 2013

¿Tienes la vida que mereces?


-¿Tienes la vida que mereces?

-¿Cómo…?

-Te pregunto si tienes la vida que mereces.

-Pero… ¿me lo preguntas en mala o en buena?

-Eso da lo mismo…

-¿Acaso te enojaste porque critico mucho…?

-No. Tómalo como una pregunta, nada más…

-No te creo. Te enojaste. Crees que me quejo mucho y ahora quieres devolverme todo dando a entender que la culpa es mía…

-No es así… No elaboro tanto… solo te pregunté si crees que tienes la vida que te mereces, nada más.

-¿Nada más? Te parece poco preguntar por el merecimiento de la vida…

-No es el merecimiento de la vida… es más simple…

-¿Acaso te lo has preguntado tú?

-¿Qué cosa…?

-Eso… lo que decías antes…

-¿Lo que te pregunté a ti?

-Sí.

-Pues claro… no es nada terrible…

-¿Y?

-¿Y qué?

-¿Qué te respondiste…? ¿Tienes tú la vida que te mereces?

-Pues sí, creo que sí… aunque no me merezco mucho, claro…

-Mmm…

-¿Qué pasa…?

-Nada…

-¿Estás pensando en tu respuesta?

-No… No es eso.

-¿Y entonces?

-No sé… de pronto me acordaba de una pelea que vi una vez entre un hombre y un oso…

-¿Una pelea…?

-Sí… aunque quizá era una especie de farsa… Se trataba de un luchador de lucha libre contra un oso al que le habían puesto una capa… la vi por televisión…

-¿Hicieron ganar al luchador?

-No recuerdo bien… pero si me acuerdo que los comentaristas repetían que eran luchadores que no se merecían… Ninguno de los dos merece esto, creo que decían…

-¿No te lo estás inventando?

-No… quizá era una pelea sin importancia, un chiste… no sé… pero supongo que tiene que ver con eso de la vida que nos merecemos…

-¿Y qué pasa con eso…? Volviendo al tema, me refiero…

-¿A qué tema?

-A la pregunta que inició esto… ¿tienes la vida que te mereces…? Creo que no respondiste, finalmente.

-Y no voy a hacerlo.

-¿Por qué no? ¿No sabes lo que te mereces…?

-No. Lo que no sé es la vida que tengo…

-…

-¿Sabes…? A veces me siento como aquel oso, con capa… Ese es el problema.

-¿Y por eso no puedes contestar?

-Pues sí… Por eso y porque no sé.

-Y el oso, a todo esto… ¿Crees que merecía estar en esa pelea…?

-¿El oso?

-Sí.

-Quizá… Aunque igualito que uno en la vida, nada más… Ya sabes… tampoco nos preguntaron.

-Mmm…

-¿Vas a seguir preguntando?

-No. Si no quieres responder, no…

-Pues la verdad es que no quiero.

-Está bien. Si quieres lo dejamos hasta ahí…

-Ok. Hasta ahí.

-…

-…

-¿No se te ocurre alguna otra cosa de qué hablar?

-Mmm…. Pues no. Sinceramente no.

-Pues ese es el silencio que merecemos, entonces…

-Tú lo has dicho.

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