sábado, 8 de junio de 2013

Andrés se ahogó en un río que ahora se secó.


Ella lo contó mientras bebíamos algo. Yo cerveza, como siempre, y ella un trago aparentemente más fuerte. No hubo preámbulo ni relación con otros temas… De, hecho, la frase brotó fuera de todo contexto, como si alguien, dentro suyo, se la hubiese dictado.

-Andrés se ahogó en un río que ahora se secó –me dijo.

Entonces, ella se refirió al accidente de su ex… al descuido que terminó con él ahogado en un río, al que solían ir juntos.

-Pero ahora el río se secó –recalcó.

Y es que más allá de la muerte concreta… más allá del accidente y el momento en que su ex había muerto, ella parecía impactada de lo que había descubierto hacía pocas semanas, tras una visita al lugar: el río se había secado.

-No parecía un río –continuó-. Era una especie de camino, una zanja… Es tonto, sabes… pero por un momento sentí que Andrés iba a estar ahí, en el fondo… que había aparecido… algo magullado, por supuesto, pero vivo.

Luego, me explicó que saberlo muerto en el río siempre le supuso, extrañamente, una especie de tranquilidad… Como si la muerte fuese una experiencia asociada al tránsito… al movimiento…

-Sé que el cuerpo lo sacaron y lo enterraron –dijo entonces-, no es que quiera evadir eso, pero de cierta forma el río venía a ser una imagen tranquilizadora… una especie de testimonio vivo de Andrés, que me permitía pensar en él con cierta paz, que hoy me ha abandonado…

Ella hizo una pausa para terminar de beber su trago.

-Secaron el río –continuó entonces-. No sé quién ni cómo, pero secaron el río… y eso sí es muerte, Vian… ¿Sabes tú acaso cómo se seca un río…?

Yo negué, con la cabeza.

-Pues se seca cómo se seca todo –señaló-, se seca muriendo... Pero muriendo de esa forma final… esa que es absurda y definitiva y que revela que al final solo hay piedras y una zanja.

-Sin embargo, a mí me gustan las piedras –dije yo, tratando de volver menos dramáticos los acontecimientos-. No logro relacionarlas con la idea de muerte…

Ella sonrió, pero no agregó nada.

Finalmente, dijo que pasaría al baño, antes de irnos.

Yo pagué la cuenta.

Cinco minutos después, nos fuimos del local.

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