lunes, 5 de agosto de 2013

No es tan sencillo.


No es tan sencillo. O si lo es, al menos es extraño. Como si alguien, incluso, hubiese querido que llegáramos rápidamente a esas conclusiones, para provocar el error. Con todo, no estoy diciendo que yo sepa quién es ese alguien. Aclaro esto pues no quiero que se malentienda: yo no culpo a nadie. Solo advierto que la sencillez no es siempre lo que creemos y que algunas cosas son más de lo que aparentan. Así, por ejemplo, resulta que a veces hay huevos que parecen ser normales, pero que esconden dentro una gallina entera, ya formada. Y eso, claro está, no es sencillo. En el campo, una vez, me toco ver esto. Concretamente, me refiero, sin ser símbolo de nada. Una abuela me llamó para que lo viese, hace unos años. Había un huevo blanco, sobre la tierra. Nada parecía más sencillo que aquello, en ese instante. Pero claro… fue entonces que el huevo comenzó a abrirse, y asomó la gallina. No es cosa buena, dijo la abuela, simplemente, pero pasa. Entonces, ella tomó la gallina recién nacida y le retorció el pescuezo. Luego la arrojó a la basura, junto a las cáscaras del huevo. Es menos justo para el mundo, comentó, sin explicar lo sucedido. No es tan sencillo. 


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