miércoles, 2 de octubre de 2013

Último gol gana.


A algunos les parece injusto.

A mí no.

Es decir, a mí todo me parece injusto, así que esa injusticia viene a ajustarse a la norma, nada más.

Me refiero al asunto ese del “último gol gana”.

¿Se acuerdan…?

Tu equipo pierde por diez goles y de pronto llega esa chance.

Se escucha así la propuesta del milagro: ¡último gol gana!

Y claro, todos llegan al máximo en ese instante, incluso los que van ganando y ya han demostrado todo.

Un par de faltas, reclamos… la luz que se extingue.

Y por supuesto, el gol.

Así, puedes entonces irte del partido y sentir que ganaste.

Borrar el recuerdo de los diez goles de desventaja, me refiero.

Y claro… no hay mucha diferencia, con otras situaciones que implican este mismo formato.

Por otro lado, si eras tú el de los diez goles de ventaja, bien puedes aprender como Ciro, o patalear sin rumbo ante la pérdida de aquello que creíste, anticipadamente, un triunfo.

Y es que todo debe perderse, finalmente, como dice la canción.

O al menos, todo debiera arriesgarse.

Piénsalo un poco.

Arriésgate.

Apuesta incluso tu propio equilibrio.

Quien logre pararse en el centro del universo será Dios.

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