viernes, 29 de noviembre de 2013

Me llevan donde el hombre de jengibre.


Me llevan a ver al hombre de jengibre.

Está en un cuarto pequeño, en el departamento en desuso,del vecino de un amigo.

Apenas se mueve, no ve, y parte de su cuerpo ha sido arrancado para diversas acciones.

Mi amigo, por ejemplo, me cuenta que sacó un trozo para dar un sabor especial a su cerveza.

No le duele, me dice, no te preocupes… apenas se mueve si le arrancas un trocito.

Entonces yo me acerco al hombre de jengibre y lo observo.

Intuyo cuál es su rostro y el resto de su cuerpo, y trato de hacerme la idea de quién y cómo es que terminó en este estado.

Ninguna idea clara viene a mi mente.

No hay música ni luz en el departamento.

Desde una ventana, entra algo de sol que da en las piernas de aquel hombre.

Todo lo demás en aquel cuarto debe intuirse.

De hecho, el mismo hombre de jengibre debe, a ratos, ser intuido.

Sus palabras, su expresión… sus propios sentimientos.

Con todo, no faltan quienes dicen que aquello es algo similar, a lo que nos sucede a todos...

¡Mierdas cómodas, hablando de esa forma...!

Y es que no dejan de repetir esas razones, mientras observo lo que sucede en esa habitación.

Así, me alejo un tanto de esas voces, en dirección .al hombre de jengibre.

Si te acercas lo suficiente, de hecho, puedes llegar a oír un latido.

¡Qué mierda más cómoda...!

3 comentarios:

  1. sonaba bien el ''mierdas cómodas'' como una increpación directa...

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  2. Sí, tienes razón,aunque de todas formas está inconexo (lo escribí de madrugada y no dormía hace casi dos días) (luego quise arreglarlo en peores condiciones). Lo cambiaré un poco. Gracias por la atención. Saludos.

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  3. Pues a mi me gustó la increpación.
    Sonaste a cierre de noticiario. ''gracias por su atención, buenas noches'' :)

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