sábado, 18 de enero de 2014

La voz de Marcel Marceau.

“Sentirse bien es una ambición
absurdamente exagerada,
teniendo en cuenta que sentir a secas
resulta tan raro”.
A. N.


-¿Te conté que soñé con la voz de Marcel Marceau? –dijo ella.

-¿Con la voz de quién? –dijo él.

-De Marcel Marceau, ¿no te acuerdas quién es?

-¿El mimo antiguo…?

-Sí, el mimo.

-¿Soñaste con él?

-No, no con él… o sea, con la voz de él no más…

-¿Me estás diciendo que soñaste con la voz de un mimo?

-Sí, es raro… por eso te lo cuento…

-Pero ¿dónde habías escuchado la voz?

-En el sueño po…

-No po, antes digo yo…

-Ah… es que no la había escuchado antes… solo en el sueño.

-¿Y cómo sabías que era su voz?

-No sé… en el sueño sabía, era raro…

-Pero, ¿él decía su nombre o algo así?

-No… de hecho solo hablaba… pero era extraño…

-¿Lo que decía era extraño?

-Sí… pero bonito… o sea, transmitía algo bonito… me hacía sentir bien…

-¿Por lo que decía?

-No sé… no exactamente, al menos… es que era como una voz de gestos, como sonidos… o sea, eran palabras, pero no eran importantes en sí… era el tono de voz… el silencio entre las palabras… era una sensación de confianza… como que te abrazaba sin tocarte…

-¿La voz te abrazaba sin tocarte…?

-Sí… como que adivinabas a alguien agradable atrás, sonriendo… alguien que te hablaba a ti, además… específicamente a ti, me refiero…

-Marcel Marceau, hablándote a ti… casi me pongo celoso…

-Sí, pero no te burles… es que era hermoso, sabes… de hecho desperté llorando… como si hubiese dormido con alguien que te quisiera… que te quisiera profundamente, me refiero… pensé incluso en despertarte y contártelo, pero tu roncabas y te veías cansado.

-Tú sabes que no ronco.

-Roncas, pero no importa… además no haces tanto ruido.

-Pues a lo mejor mis ronquidos se transformaron en la voz de Marcel Marceau.

-No. Era otra cosa… -dijo ella-. Tú no entiendes.


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