miércoles, 1 de enero de 2014

Otras luces breves.


Enciendo lámparas para esperar
que llegue la palabra exacta.

Pocas veces llega.

Así, en medio del artificio,
la luz alcanza apenas
para divisar
otras luces breves.

¿Existieron esas luces?

Los reflejos en el agua…

Las palabras que no fueron escritas…

El sueño que olvidamos…

Todo se vuelve un trabalenguas
que no podemos pronunciar.

La mujer que amaste.

El hijo que perdiste.

El lugar del que vienes
y al que vas.

¿Te preguntas dónde…?

Yo lo hice
y mis pocas certezas
me sirvieron de ancla…

Tranquila…

Yo cuidaré las lámparas,
no te preocupes…

Y es que me quedo aquí,
con el corazón en movimiento...

Yo cuidaré las lámparas.

Alégrate tú, en tanto,
con otras luces…
con otras luces breves.

Lo digo sin rencor,
sin amarguras…
sin esperanza.

Nací aquí,
me crié aquí.

Aquí me quedo.

Contempla tú
los dibujos en la arena
hechos por el viento.

Y es que nunca me fui.

Observé todo, simplemente,
en silencio.

Tu alegría extraña.

Tus dudas desplazadas.

Tu accidente inesperado…

La palabra llega entonces,
pero es de agua.

Una nota que no existe.

Una semilla pequeña.

Un recuero pequeñito
y transparente…

Nunca dejé de amarte,
te diría.

Un niño choca con un vidrio
que no vio.

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