sábado, 4 de enero de 2014

¿Para qué lavar la ropa limpia?


I.

-¿Tienes experiencia?

-En venta directamente no, pero trabajé en una lavandería… ya sabes, administraba el local, pasaba fichas, llevaba cuentas…

-¿Cuánto tiempo?

-¿Cuánto tiempo qué?

-¿Cuánto tiempo trabajaste ahí?

-Año y medio más o menos.

-¿Y qué pasó?

-¿Con el trabajo?

-Sí, con el trabajo.

-Digamos que lo dejé.

-¿No hay una historia que contar?

-No. Además se nota que no te caigo bien… no vas a contratarme.

-Tienes razón, no voy a contratarte, pero te pago el transporte y un café si cuentas.

-¿Por qué?

-Porque no hay más entrevistas hasta dentro de una hora y porque me molesta que no me respondan.

-¿Podría cambiar el café por una o dos cervezas...?

-De acuerdo, pero te la tomas de un trago, no me agradan los que toman de a sorbos.

-¿Y si la tomo de un sorbo y la historia es buena, reconsiderarías contratarme?

-No.

-Ok. Gracias por la sinceridad.

-Es mi sello. Voy por las cervezas.


II.

-Igual la historia no es buena… Es decir, trabajaba en una lavandería, nada más. Trece máquinas, pocos clientes, algunos reclamos... Durante las mañanas yo era el único encargado…

-¿Qué hacías?

-Lo normal, ya sabes… explicar el funcionamiento de las máquinas, llenarlas con detergente, entregar las fichas…

-¿Y qué pasó? ¿Echaste más detergente, se te perdieron las fichas…?

-Paso que comenzó a ir un tipo desagradable que exigía que el servicio fuera completo… ya sabes, que fuese el encargado de la tienda quien echara y sacara de las máquinas las ropas de aquel tipo…

-¿Y no hacían eso?

-Ya te dije que trabajaba solo… era imposible hacerlo, y además tonto… era echar la ropa y apretar un par de botones, nada más… Bueno… luego sacarlas, claro.

-¿Y le dijiste que no daban el servicio?

-No. No sé por qué no lo hice, pero no.

-¿Y entonces?

-Entonces le puse un precio gigante, una cifra tan ridícula como el mismo acto que pretendían que hiciera… Creo que hasta alcanzaba para comprar ropas nuevas…

-¿Y?

-El tipo pagó. Ni siquiera reclamó por el precio o consultó algo. Simplemente pagó, en efectivo… y esperó a un costado.

-¿Cómo a un costado…? ¿Dentro del local?

-Exacto. No salió ni un paso mientras esperaba su ropa. Pero bueno, el punto es que el hombre comenzó a volver casi todos los días, siempre solicitando el servicio aquel y esperando a que la máquina terminase de hacer su trabajo… No sé si me entiendes… ¡era solo abrir la lavadora y vaciar las ropas…! ¡Si hasta el detergente estaba listo, dentro de las máquinas!

-Entonces te estaba cargando.

-Exacto. De hecho, el tipo ese me pedía todo mirando a los ojos, tranquilo… quizá quería que me cabrease, no sé… Además fueron muchas veces… Es decir, necesitaba el dinero, es cierto, pero eso que hacía aquel hombre era una humillación… aunque pagara, pero una humillación al fin y al cabo.

-¿Y luego?

-Luego vino el día en que descubrí que llevaba ropa limpia… las metía en una bolsa de género oscuro… pero estaban limpias… Y bueno… ese fue el día en que finalmente me cabree.

.¿Qué hiciste?

-¿De verdad puedo contarte?

-Claro… ¿qué voy a hacer…? ¿Denunciarte?

-Mmm… cómo sea, lo que ocurrió fue que tomé un fierro que estaba bajo el mesón y le di un par de golpes secos a aquel tipo…

-¿Y luego de eso te echaron?

-Sí, después de aquello, pero eso no fue lo peor.

-¿Lo peor? ¿Y qué fue lo peor, según tú?

-Que incluso cuando lo golpee no se moviera… que se dejara pegar… ¡siempre callado…! Y la sangre…

-¿Sangre?

-Sangre, por supuesto… ¿qué más va a salir si a un tipo lo golpeo dos veces en la cabeza con un fierro?

-…

-¿Me entiendes...? Uno no podía no enojarse… es decir, ¿para qué mierda se necesita lavar la ropa limpia…? Esa hueá le gritaba… hubieses visto: ¡cuánta sangre le salía a aquel hombre! Yo recuerdo que quería que se manchase con esa sangre… que manchase de verdad sus ropas, me refiero… que tuviese que lavarlas él mismo…

-Pero qué querías exactamente… ¿has pensado en eso alguna vez?

-Cientos de veces… Por supuesto que lo he pensado.

-¿Y? ¿Qué es lo querías, finalmente? ¿Llegaste a alguna conclusión?

-Pues la verdad es que sí… y es bastante simple. Lo que quería era una explicación, nada más. Exigirla… Daba lo mismo, si se trataba del mismísimo Dios, o hasta del Diablo… yo quería una explicación…

-¿Te agarró la policía?

-Sí, pero solo estuve unos meses… creo que el tipo salió de esa y eso me salvó…

-Bueno... al menos el tipo aquel quedó bien.

-Pues no sé si tan bien, creo que ahora le cuesta hablar… pero bueno, no se jode la vida de los otros así cómo así…  Es decir, ¡no te llevan a actuar de esa forma y salen impunes!


III.

-¿Puedo cambiar el dinero para el transporte por más cerveza?

-No. Ya te tomaste las pocas que tenía.

-De acuerdo… ¿quiere que me vaya?

-Sí… toma… creo que ya es suficiente.

-¿Van a llegar otros a entrevista?

-Exacto. Ya es hora… y sabes… si quieres un consejo, déjame decirte que no puedes ir contando así como así tus experiencias pasadas… menos en una entrevista de trabajo...

-De acuerdo, puede que tenga razón, pero sabe... lo suyo es peor: acaba de menospreciar la mayor muestra de honestidad que pudiese haber encontrado en un nuevo trabajador.

-Pues no necesito honestidad… de eso se trata justamente, este puesto.

-Pero…

-No te esfuerces. Solo vete...

-...

-Dejémoslo así.


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