viernes, 11 de abril de 2014

La gran notaram.


Te inscribes en la gran notaram de la forma más tradicional del mundo. Nada de excentricidades ni requerimientos extraños. Simplemente vas, entregas tus datos, cancelas una pequeña cuota de inscripción y recibes de paso una camiseta del evento y una lista con recomendaciones y medidas para tu buen desempeño físico. Igual que en la competencia tradicional, nada más.

El correr en dirección contraria viene después.

Ya en la carrera, con todos los participantes de espaldas a la meta, el gran notaram comienza realmente su existencia. Es cierto, salvo los mejores exponentes, la gran masa de atletas que participa del notaram apenas y alcanza una velocidad media. Preocupados de realizar correctamente el retroceso, de no chocar con los otros o con algún inconveniente del camino, los participantes no son capaces de mantener un ritmo competitivo por más de un centenar de metros.

Con todo, la atención de los espectadores se encuentra extrañamente garantizada.

Y es que por lejos que se encuentre un competidor de poder alcanzar un lugar en el podio, los espectadores suelen alentarlo como si se tratase de un prodigio.

Así, guiados también por una extraña solidaridad –empatía tal vez, quién sabe-, los espectadores suelen restar el aplauso a los ganadores y preferir a esa ceremonia la llegada de los últimos participantes, momento en el cual los vítores y la expectación alcanzan su cúspide.

No lo piense más y sea usted también parte de este evento.

La sorpresa de llegar a la meta, cuando menos se espera, es sin duda el premio más importante.

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