sábado, 3 de mayo de 2014

Las horas parecen repetirse.



Veo un programa de televisión.

Por media hora lo veo.

Apago la televisión.

Me hago un sándwich.

Olvido el programa.

Vuelvo a encender la televisión.

Le bajo el volumen.

Me como el sándwich.

Observo las imágenes.

Tras la pantalla, una mujer lee el tiempo.

Puede que la mujer sea atractiva.

Observo.

Suena bien: lee el tiempo.

De vez en cuando veo cifras.

Creo que todo, lo olvido.

Es cierto.

Apago la televisión.

Siento como si algo fuera a repetirse.

Me hago un sándwich.

Enciendo la televisión.

Ya pasé por esto antes, me digo.

Nadie contesta.

La chica ahora parece leer la programación.

Yo observo, simplemente.

La chica del tiempo se va a algún sitio fuera de tv.

Afortunada ella, si lo hace.

Vuelvo a apagar la tele.

Olvido.

No es automático, pero olvido.

En una hora, calculo, yo olvido.

Pero no es exacto por supuesto.

Nada es exacto, hoy en día.

Voy entonces por mi tercer sándwich.

Esta vez lo acompaño de un café.

Las cosas parecen repetirse.

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