lunes, 21 de julio de 2014

Una chica que trabajaba en el MacDonalds.



Una chica que trabajaba en McDonalds ideó un plan que creyó fantástico.

Dicho plan consistía en cambiar los juguetes de las cajitas felices por esos pequeños proyectos que intentan hacer crecer un poroto depositado entre algodones.

Para esto, compró una gran cantidad de pequeños vasos de colores y ella misma plantó los porotos e hizo que salieran los primeros brotes.

Luego, tras ofrecerse para cerrar un turno, se dedicó a cambiar los juguetes recién llegados por los vasos con los brotes y un gotario, para que los niños, pensaba, regasen con cuidado.

A la mañana siguiente, aprovechando que el encargado de local no llegaba hasta cerca de la hora de cierre, todo se desarrolló según lo previsto.

Y claro… los niños abrieron las cajas y encontraron los brotes.

Primero hubo sorpresa, luego los dejaron a un lado, luego comieron sus hamburguesas y untaron en kétchup sus papas fritas.

La chica, en tanto, se fijaba en sus reacciones.

Algunos regaron sus plantas con coca cola.

Otros alegaban a sus madres porque no crecían nunca.

Otros, incluso, alegaron inmediatamente a los vendedores, exigiendo un cambio.

Así, la chica que trabajaba en McDonalds –y que estudiaba para ser parvularia-, debió admitir su fracaso.

De hecho, renunció a su trabajo poco antes de la llegada del supervisor.

Mientras se iba del local, incluso, vio los basureros cercanos llenos aquello que había sido su proyecto.

Desconozco si habrá terminado o no, su carrera de parvularia.

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