martes, 11 de noviembre de 2014

Sillas en las calles.



Sillas en las calles.

Veo sillas en las calles.

Todos pasan entre ellas como si estuviesen ahí desde siempre.

Nadie dice nada al respecto.

Unas junto a otras, en las calles.

Ni nuevas ni inservibles.

Simplemente están ahí, una junto a otras, como esperando algo.

Los transeúntes las esquivan.

Incluso con la mirada, las esquivan.

Nadie deja nadie sobre ellas.

De vez en cuando se ve una bajo la acera, pero los autos también las evaden, con cuidado.

No lo pinta Magritte.

No lo sueña de Chirico.

No están en venta ni son parte de un proyecto de arte contemporáneo.

Me intrigan.

Busco información en los diarios.

Intento sacar el tema indirectamente en conversaciones con vecinos.

Nadie parece reparar en aquello.

Y claro… me avergüenzo de preguntar abiertamente por algo que parece existir de una forma obvia, ahí afuera.

Entonces, tomo un cuaderno y vuelvo a las calles.

Sin que se note voy haciendo un mapa donde ubico estas sillas, marcando con símbolos.

Pero claro… no reconozco ningún patrón en esas marcas.

Así, cansado, observo estas sillas donde nadie se sienta… y lo pienso…

¿Pasará algo si me siento en una de ellas?

Me acerco hasta una que le llega sombra.

La observo de reojo.

Me fijo en el camino, por si viene alguien.

Parece fácil… pero no me decido.

Me quedo ahí, junto a una silla.

Mis pies se entumecen y parecen de madera.

Intento entonces, volver a casa.

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