miércoles, 28 de enero de 2015

El agua va a hervir.



Ellos están en la cocina. Él en una mesa donde acostumbra tomar café, por las mañanas y ella lavando unos platos pequeños que quedaron del desayuno.

-¿Tú me trajiste este periódico? –dijo él.

-Sí. Lo acabo de entrar –dijo ella.

Él mira en detalle el periódico.

Ella se demora lavando los platos por segunda vez.

-Pues este periódico está demasiado viejo para ser de hoy.

-¿Qué dices…?

-Míralo tú misma… No ves que está amarillo…

-Lo veo, pero eso no dice nada…

-¿Nada…? Pues observa lo que pasa cuando giro las hojas… se quiebran, ¿no lo ves…?

Ella no responde y comienza a guardar lentamente los platos.

Pasa un minuto.

-¿Es miércoles, cierto?

-Sí. Miércoles.

-Pues la fecha está bien -dice él.

-Ya ves –dice ella.

Afuera se escucha un pájaro.

Pasa otro minuto.

-Con las noticias no hay cómo saber… -continúa él-. Son siempre las mismas…

-Sí… -dice ella.

-Tal vez puede ser el hoy, ¿no crees?

-¿Qué cosa?

-El que no pase.

-¿Cómo?

-Que tal vez sea el hoy y no el diario el que esté demasiado viejo.

-Puede ser –dice ella, mientras le echa agua a un hervidor.

 Él se queda inmóvil un momento y luego deja el diario sobre la mesa.

-No sé bien cómo decirlo… -sigue hablando él-. Me refiero a esta sensación…

-…

-Me refiero a que antes una sensación seguía a otra, y tarde o temprano llegaba una que podías reconocer, y la entendías…

-…

-Ahora en cambio es como si las sensaciones se amontonaran… como la ropa sucia…

-Acá nunca se ha amontonado la ropa sucia –interrumpe ella.

-Era un ejemplo, solamente –dice él.

-Un mal ejemplo –dice ella.

El hervidor comienza a sonar.

Ella se va hasta el costado, a esperar que el agua hierva.

Él la mira.

-¿Has pensado qué pasaría si esa agua no termina por hervir? –dice él.

-No –dice ella-. Además va a hervir.

-Pero piensa un rato que no lo hace… -dice él- ¿Qué pasaría si esperaras y esperaras, pero el agua nunca hierve…?

-Hablas demasiado –dice ella.

Ambos se quedan en silencio, un momento.

Solo se escucha sonar el agua, en el hervidor, aunque sin hervir todavía.

-¿No vas a decir nada? –dice él, luego de un rato.

-El agua va a hervir –dice ella. 

Él la observa.

-El agua va a hervir.

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