viernes, 6 de febrero de 2015

Nunca pudo preparar un cóctel.


“La vida estaba vacía
y no era nada triste,
si se estaba a la expectativa”
B. V.


Tengo un amigo que ha practicado por años, pero no puede preparar un cóctel.

Me refiero a que es incapaz de servir un trago que mezcle dos o más sustancias sin fracasar en dicho intento.

Lo que ocurre es que siempre llena el vaso, o la copa, hasta el borde, por lo que el segundo líquido no tiene espacio para ser vertido.

Puede parecer una acción estúpida, pero lo cierto es que no puede evitarlo.

Lo peor es que a veces le recomendamos tomar un poco del primer líquido, para dejar espacio, pero apenas lo intenta no puede contenerse, y termina por tomarlo totalmente.

Por mi parte, lo visito sin hacerme problemas, pues solo tomo cerveza.

Él, en cambio, se complica más de la cuenta y piensa que su mal es incurable.

Quizá por lo mismo, siempre que nos juntamos lo obligan a intentarlo y siempre fracasa.

Es parte de la rutia, casi.

Él parece sufrir un poco, pero se le pasa.

Ese sufrimiento es así

El otro día se mató, pero por otra cosa.

Su pareja lo engañó y creo que le dijo que el hijo que tenían no era suyo.

Al final resultó que no era cierto.

O sea, sí se mató, pero el hijo era de él, finalmente.

Dejó una carta que se la llevó la policía.

A mí me dejó un libro de Cheever, que ya tenía.

También me dejó un traje verde, para jugar al pluk.

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