miércoles, 11 de marzo de 2015

¿Ves a esos chicos de ahí?


¿Ves a esos chicos de ahí…? Pues yo prefiero decírtelo sin desvíos: todos ellos están sin terminar. Igual que esos Hospitales que nunca inauguran, o las casas que han sido abandonadas por las constructoras. Todos ellos quedaron sin terminar. Y a pesar de todo, se trata de una condición menos mala de lo que suena. Me refiero a que uno, por ejemplo, está condenado a ser un producto terminado. Mal terminado, si se quiere, incluso. Pero claro, el punto aquí es señalar que ya no tenemos mucho qué hacer... Qué hacer con nosotros mismos, me refiero. Tal vez una ampliación, tal vez remodelar de vez en cuando alguna zona… Pero se trata siempre de trabajar al interior de un círculo que ya ha sido cerrado. Y es que no nos queda otra... Los chicos esos, en cambio (la generación de esos chicos sin terminar, mejor dicho), bien podrían guardar la esperanza, al menos… No tengo claro qué tipo de esperanza ni de qué, si soy sincero, pero esa falta de fin bien podría ser de cierta forma una posibilidad… No me refiero a que cuestionen y reflexionen sobre esa no terminación (creo que fue Wingarden el que señalaba irónicamente que “aquel que los hacía” probablemente se marchó, antes de terminarlos), pero creo que es urgente que sean conscientes de sus propias carencias para no llegar a la muerte, incluso, con esa falta de “terminaciones”. De todas formas, tampoco digo que ellos tengan la culpa de algo… Y es que acá no se trata de culpas. Sinceramente no es eso. Pero el punto –metafóricamente hablando, por supuesto-, es que se van a llover esos chicos sin terminar. Les va a entrar el viento…

¡Qué envidia, su situación…! si se piensa.

¡Qué envidia…!

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