lunes, 13 de abril de 2015

Mínima actualización de la violencia kierkegaardiana.


De puro ocioso leo a Levinas hablando sobre Kierkegaard.

Tomo apuntes, subrayo algunas frases, anoto mi opinión al margen de algunos párrafos.

No tengo que estudiarlo, ni siquiera me gusta mucho... pero ya llevo casi una hora trabajando el texto.

Me agrada un poco, eso sí, el concepto de “violencia kierkegaardiana” señalada por Levinas y hasta lo relaciono con una especie de violencia alienígena de secretas intenciones, mientras desvarío un poco.

Y claro, de ahí al desprecio del fundamento ético del ser humano, hay solo un paso.

Y a la negación de la justificación externa de nuestras creencias y acciones, hay solo otro.

Es entonces cuando recibo una llamada donde me ofrecen trabajar uno cuantos días a la semana en una escuela nocturna.

Una en la que, hace algunos años, ya trabajé, sintiendo la labor con bastante sentido.

Debo contestar mañana, por cierto.

Para evadir la decisión vuelvo a escribir unos apuntes sobre el libro de Levinas.

Aunque claro, ya no logro concentrarme.

En cambio, pienso en que ya tengo más de 50 horas a la semana y que el resto del tiempo lo intento pasar con mi hijo.

Por otro lado… esos días en la escuela nocturna, también tienen sentido, me digo.

Para Kierkegaard, dice Levinas, toda justificación externa no forma parte de la validez del sujeto…

¡Pero qué mierda…!

Arrugo y boto los apuntes sobre Levinas / Kierkegaard y me voy a dar una ducha.

Antes de hacerlo, sin embargo, aprovecho de escribir este texto, para no dejar otra cosa pendiente, para después.

Y claro, puede que se haya iniciado, esa invasión alienígena.

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