jueves, 30 de abril de 2015

Una mosca.


Soñé con una mosca. Una mosca tan grande que yo lograba apreciar hasta sus más mínimos detalles. Líneas en las alas, pelos en las puntas de sus patas... cosas de ese estilo. La mosca estaba parada a un costado de donde me encontraba y  yo la miraba pensando si matarla o no matarla.

Eso duró 10 minutos.

Durante ese tiempo, la situación fue tensa. Esto, debido principalmente a que los ojos de la mosca me enfocaban. Puede parecer un hecho exagerado, pero estoy seguro que fue así…  

Y claro… casi había renunciado a matarla, cundo sentí una pequeña voz que me hablaba…

“Cobarde”, decía esa frase.

Por un momento dudé, ya que a la mosca no la vi mover la boca, pero estoy seguro que fue ella.

“Cobarde”, repitió la voz.

Entonces, sin mucho remordimiento pues ya sabía que se trataba de un sueño, decidí acabarla de un manotazo.

Así lo hice.

Mi mano se hundió en el cuerpo viscoso de la mosca, pero no logré darle muerte de inmediato.

 “Cobarde”, volví a escuchar.

Así, incómodo y algo asqueado por la situación comencé a partir el cuerpo de la mosca: aplasté parte de su cabeza, arranqué las alas (o parte de ellas), traté de separar incluso las partes aplastadas que se unían por fibras viscosas…

“Cobarde”, se escuchó nuevamente.

Entonces exploté.

Lancé lo que quedaba de la mosca al suelo y fui pisando su cuerpo, como si me limpiase los pies antes de entrar en una casa… las zapatillas se manchaban y la sensación era realmente desagradable, pero al menos sentí que había logrado algo, en el sueño…

De esta forma, antes de abandonar aquel lugar, me permití comentarle a lo que quedaba de mosca: “Dime cobarde ahora”.

Finalmente, mientras salía de aquel lugar, me pareció escuchar por última vez aquella voz, aunque algo descompuesta.

No te lo decía a ti, hueón… dijo entonces aquella voz.

Tras despertar, alcancé a completar dos minutos descifrando lo soñado.

Pero claro… ya pasó el tiempo en que le buscaba explicación a los sueños hueones.

Por otro lado… usted tampoco lo haga, querido lector.

Acepte mejor que este fue un texto hueón, y déjelo así.

Ah… se me olvidaba…
alguien me habló de usted, la otra noche…
y le dejó saludos.

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