jueves, 25 de junio de 2015

Un juicio en Praga.


Ocurre en Praga.

En una sala de justicia, en Praga.

Lo veo en un documental de la BBC que a partir de ciertos casos anecdóticos intenta mostrar la idiosincrasia de los procedimientos legales en distintas regiones de la comunidad europea.

En el caso de Praga se observa parte del juicio a un hombre obsesionado con hacer guerras de pasteles, como en las comedias antiguas.

Así, a veces ayudado por alguien más (que no se encuentra presente en el juicio), el acusado solía atacar a transeúntes que pasaban por fuera del edificio de departamentos en que vivía, tras colocar un grupo de pasteles en unos bancos que se encontraban en el lugar.

El juicio, por cierto, se desarrolla en extrema seriedad, a pesar de que las acciones del acusado no causan lesiones graves en ninguno de los afectados (o al menos así lo muestra el documental).

Como defensa, por otro lado, el acusado solamente señala que veía en blanco y negro.

Entonces, el documental muestra unos planos donde puede apreciarse de mejor forma la apariencia del acusado.

Y claro, parece sacado, justamente, de una película antigua:

Pelo engominado, unos lentes que parecen accesorios y un traje totalmente blanco, que no hace sino otorgarle cierta apariencia de vulnerabilidad, como si en cualquier momento su traje pudiese mancharse o sufrir algún percance.

Este mismo traje, por lo mismo, hace resaltar la idea de que es el único personaje que está ahí poniendo algo en juego, o arriesgando algo.

Finalmente, según se informa en el documental, el juez termina dejándolo libre y con una pequeña multa.

Esto ocurre en Praga, me digo.

Luego, el documental avanza.

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