miércoles, 1 de julio de 2015

No era el verbo.


-Al principio no era el verbo –me dijo-. Eso fue un error. El primer error, si se quiere, al explicarlo de esa forma. No era el verbo. Abran el libro ese y pónganle el no adelante... De hecho, el verbo es más bien el residuo… los restos de algo. Una especie de técnica, si se quiere, pero nada más...  

-…

-Incluso, si se piensa… puede que el verbo incluso llegue tarde… Cuando ya pasó lo de verdad, me refiero… después de la catástrofe, después de la gran transformación, digamos… ¿qué queda si no el verbo? Y claro, no falta entonces quien empieza a contar unas historias y el verbo, más encima, parece desarrollarse en otro sitio… permanecer más lejano, me refiero… más tarde y más allá...

-…

-Y claro, así también de paso es como se mata al verbo… o sea, ya viene muerto creo yo, pero así es como se seca, se desarticula, se deshidrata… Imagínate: el verbo que ya estaba en otro sitio viene a reducirse aún más… Un sonido mezquino apenas… Poquito más que eso, si hay suerte… poquito más…

-…

-El verbo… ¿qué habrá sido todo eso…? Y es que todo desgastado, como está, no vale gran cosa…  Un verbo así no vale nada… No es el comienzo de nada, me refiero… No puede serlo… Escondido ahí, en la palabra… ¿Sabrá alguien qué significa…?


-Cállate hueón –le dije-. Hácete un blog. Estoy revisando pruebas.

1 comentario:

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales