domingo, 1 de noviembre de 2015

Un tren que no se oye.

“Los espectadores se ponen rígidos
cuando pasa el tren”
F. K.

Un tren que no se oye
no es un buen invento.

Lo patentó un japonés hace unos años,
pero debieron implementarle
efectos de sonido.

Y es que un tren que no hace ruido
no es un tren finalmente.

Si hasta la sensación del viaje
parece desaparecer
cuando no hay ruido.

Igualmente,
el instante ese junto a las vías,
ese momento en que los pies
no se deciden…

No funciona realmente
si todo está en silencio.

Creo que un filósofo ateo lo decía:
el silencio de Dios
es la prueba irrefutable
de que no existe.

Y claro,
si bien no es un buen argumento,
el que calla otorga,
como quien dice.

Pero aquí
hablaba de trenes,
en todo caso.

De silencio de trenes, más bien,
aunque me voy acordando de cosas
y me alejo.

¡Y es que siempre me acuerdo de cosas…!

Un tío mío por ejemplo.

Murió antes que yo naciera,
pero me han contado la historia.

Según entiendo,
lo semi mató un tren.

Es decir,
no lo mató totalmente,
pero le cortó parte del cuerpo
y murió desangrado.

Y es que no lo oyó venir,
según dicen.

Así,
y a pesar de lo obvio de la muerte,
ocurrió que le hicieron una autopsia.

Descubrieron entonces que tenía
graves problemas de sordera.

De esta forma,
si bien no pusieron eso
como causa de su muerte,
el final de su historia
bien pudo haber sido
una extraña moraleja.

Pero claro,
este texto no  hace ningún ruido
a fin de cuentas.

Además,
el andén está vacío.

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