sábado, 5 de diciembre de 2015

La piedra es blanda cuando no la miran.


La piedra es blanda cuando no la miran.

Pero no sabe mostrarse de otra forma.

Por esto, yo espero la noche y salgo sin hacer ruido.

Y a veces me tiendo sobre ellas.

Lo hago despacito para que no se den cuenta.

Despacito y con la mayor tranquilidad posible, para generar confianza.

Entonces, con voz baja, les confieso que sé el secreto.

Y les digo también que no  se preocupen, que pierdan cuidado.

No siempre resulta, es cierto.

A veces desconfían y siguen duras un rato.

A veces atacan con sus bordes, cuando desconfían.

Con todo, lo cierto es que cada día me creen más rápido, y se relajan.

Así, sobre ellas, me siento tan cómodo como esos bichos que hacen su vida debajo.

Y es entonces cuando las piedras y hasta la noche se ablandan y puede uno descansar verdaderamente.

Y hasta el corazón se ablanda y uno llora un poco y después ríe…

Eso pasa cuando no las miras.

Cuando no cuestionas lo que son y dejas simplemente que se muestren.

Es cierto que eso pasa.

¡Si hasta las estrellas llegan a veces a revelar algo…!

Algo de sí mismas, me refiero.

Tú puedes probarlo si lo necesitas.

(Aunque no sé si funcione si no lo necesitas)

Anótalo por ahí para cuando estés en apuros:

La piedra es blanda cuando no la miran.

No sabe mostrarse de otra forma.

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