lunes, 11 de enero de 2016

Hoy un poco menos.

“Quiero una caja que no se pueda abrir”
K. N.


Es poco más de media noche y vemos El sonido y la furia.

No sé si es la única versión que existe, pero al menos es la única que he logrado encontrar.

Creo que el director se llamaba Martin Ritt.

A ambos nos agrada la película.

Dejan algunos diálogos del libro y no tiene el enfoque, pero sabe rescatar la historia.

Había escrito un texto poco antes, para subir hoy, pero resultó que se dañó el archivo.

Por lo mismo, me decido a escribir algo breve, luego que termine la película.

Mientras la vemos, tomamos café con leche y tostadas con manjar.

Por la tarde leí un libro de Kou Nakamura, Cosas por las que llorar mil veces.

Está al borde del sentimentalismo, pero logra construir una mirada honesta y profunda desde ese borde.

El capítulo catorce, de hecho, me resulta impresionante.

Además le creo el sentimentalismo, a los japoneses.

El texto que había escrito y que se dañó, trataba de desarrollar una imagen.

La de un hombre –hubiese valido también una mujer-, dando vuelta calcetines.

Dar vuelta y dejar a un costado, mientras está sentado en un sofá.

La idea era leer la sensación que tenía aquel hombre mientras daba vuelta los calcetines.

Desde el borde de la rabia hasta una especie de comprensión.

No había quedado tan mal.

Mientras escribo se escucha el ruido del lago y más allá de la tranquilidad que transmite, me produce ligeros mareos.

Trasquilaron ovejas hoy.

Mi hijo tocó durante horas, la guitarra.

Aunque siempre falten cosas, digo gracias antes de dormir.

No sé a quién se le digo y muchas veces no sé siquiera desde dónde lo digo.

Me cuesta la vida, como a todos.

Aunque hoy un poco menos.

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