domingo, 24 de enero de 2016

Para mudar la piel.


I.

Te pones bajo el sol para mudar la piel.

No me interesan las motivaciones.

El hecho a solas, más bien, ya es más que suficiente.

Indagar en lo demás, por tanto, es una forma de equivocarse.

Otra forma, por cierto, es pensar que la expresión inicial fue una metáfora.

Mudar la piel, me refiero.

O confundir aquel hecho con una motivación primaria.

Por otro lado, si ocurriesen, serían estos, errores comprensibles.

Me gustaría, antes de seguir, dejarlo claro.


II.

Bajo el sol, esperando mudar la piel, piensas que aquello es solo un complemento.

El símbolo evidente de un cambio del que te haces cargo.

Así, crees erróneamente que un hecho puede ser un complemento de otro hecho que no es evidente para nadie.

Esos son errores que me inclino a llamar incomprensibles.

Incomprensibles y molestos, si soy sincero.

Me gustaría también, antes de seguir, haberlo dicho.

No sé, de todas formas, si dejarlo claro.


III.

El sol se pone y no has mudado la piel, de forma alguna.

Solo ha enrojecido y hasta sientes que ardes.

De esta forma, es posible dar cuenta –a los otros y a ti mismo-, de un error evidente.

Dicho error, a su vez, desata sensaciones que creías superadas.

Por lo mismo, dichas sensaciones revelan que realmente no te hiciste cargo, de un primer cambio.

Y es que arde la piel porque sigue siendo la misma, chamuscada.

Me gustaría, sin embargo, destacar antes de terminar una observación sincera:

Tienes -por lo general-, buenas intenciones.

Igual que casi todos.

1 comentario:

  1. Interesante, atrayente, seductor y talentoso relato no se deja de leer.
    ¡Felicitaciones! La Avestruz.

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