sábado, 23 de enero de 2016

Todo empezó por la portada del periódico.



Todo empezó por la portada del periódico.

En ella aparecía la foto de un tipo que había dado muerte a su esposa y a sus hijos. Dos hijos. Decían las edades, pero no las recuerdo. Eran pequeños, de todas formas. No había más imágenes que las del rostro del asesino y una pequeña información complementaria. El hombre, según la información, había intentado suicidarse luego de los asesinatos, pero había fallado en eso último.

Ahora habían terminado el desayuno y F. veía las fotos. En ambas el hombre aparecía de frente, solo que una parecía ser más reciente que la otra. Entonces fue que comentó sin pensarlo aquello que le resultaba obvio.

-Es igualito a tu papá, ¿no crees?

M. recibió el diario y se rio. La foto en que salía más joven, sobre todo. De verdad se parecían.

-Y mató a su familia –dijo M, riendo-. Hay que tener cuidado…

Mientras hablaban de esto M. recogía algunas cosas de la mesa y C. cambiaba los canales de tv., sin detenerse en ninguno.

-¿Quién se parece a mí? –preguntó C.

Entonces ellas le mostraron el periódico, y bromearon diciéndole que no lo podía negar… que tenía una segunda familia y que le había dado muerte…

-Ese no se parece a mí –dijo C.

-Claro que se parece -dijo F.-, te conozco desde hace más de veinte años, ¿recuerdas?

-Eres igualito, papá –dijo M.-, no lo niegues.

C. miró nuevamente el periódico.

F. y M. continuaron en sus cosas. F. lavando la loza y M. se fue a su pieza, mirando el celular.

-¿De verdad me parezco? –le preguntó C. a su esposa.

-Tienes un aire, al menos –dijo ella, sin mirarlo-. En los ojos… y en la boca… no sé si en la nariz…

C. se fijó nuevamente.

Intentó relacionar las imágenes con su rostro, pero el rostro propio es algo que nos resulta extrañamente poco familiar.

C. se tocó incluso su nariz, para recordar su forma, mientras miraba las imágenes.

-¿Preparo arroz también…? –le preguntó F.

-¿Arroz? –preguntó C.

-Arroz, para acompañar el pollo –contestó F.-, podrías trocearlo.

C. dejó el diario sobre el sillón y se acercó hasta donde estaba F.

Ella le pasó el cuchillo grande. El de mango de madera.

Como ella tenía las manos húmedas el mango se humedeció y se oscureció un poco.

Él lo empuñó con fuerza.

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