martes, 26 de enero de 2016

Un vicio necesario.

“¿Por qué no somos como los animales?
Mueren sin pensar en los demás.”


Un hombre que viaja vendiendo caballos.

Parece una labor obsoleta, pero ahí está.

Se acerca y te acompaña en el camino.

Sabes quién es, pero te muestras ignorante.

Prefieres no hablar y dejar que él lo haga.

Además la gente parece más feliz si lo haces de esa forma.

Solo se interesan por su propia historia.

Tú lo sabes.

Él habla entonces sobre animales.

Da un par de opiniones y ríe a carcajadas.

No es sincero.

Pareciera, de hecho, que de alguna forma los desprecia.

Dice que son mejores, es cierto, pero en el fondo los desprecia.

Habla por ejemplo del animal ignorante, junto al matadero.

O habla del perro que lame la mano de aquel que lo ha golpeado.

Te dice que no hay rencor.

Te dice que la ignorancia es siempre un buen camino.

Y claro, vuelve a reír a carcajadas.

Tú lo escuchas y tratas de no olvidar de quién se trata.

Y es que te lo han advertido: él viaja vendiendo caballos.

Viaja solo, por supuesto, no es que lleve con él la mercancía.

Su rostro es inconfundible.

Su risa lo delata..

Entonces es cuando te paras frente a él.

Lo  miras y sabes que él ha deseado mostrarse.

Que está feliz de que lo hayas reconocido.

Sabe que alimenta tu vicio.

Sabe que tu vida repite otras vidas.

Su conocimiento es amplio.

Él se extiende entonces sobre el pasto.

Tú te acercas.

No esperas más para sacar el cuchillo.

Él ríe porque sabe que te ensucias.

Ríe a carcajadas.

Tú rebanas el cuello y la carcajada es ahora una masa llena de burbujas.

Cortas una y otra vez, hasta que la risa cesa.

La sangre te mancha y tú sabes que te mancha.

Es tibia y es fétida.

Sabes que hay un costo.

No sabes sin embargo, que esa es tu forma de estar limpio.

Desconoces que ese es un vicio que engrandece.

Y debieses saberlo.

Todos pensamos que debieses saberlo.

Por eso vengo aquí a culparme de esa muerte, y a decírtelo en dos frases:

El vicio que persigues es una flor.

El mundo y su belleza nada importan.

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