miércoles, 24 de febrero de 2016

Nabucodonosor (Décimas)


Soy Nabucodonosor,
pero díganme Nabuco,
en este nombre no hay truco
y hasta suena más mejor.
Mi padre no fue doctor
ni menos hombre pudiente
con suerte tenía dientes
y a veces un par de cobres
pero él me puso mi nombre
que vino a marcar mi suerte.

Un día me habló un curita
que andaba siempre de negro
que por qué yo no me alegro
si tengo vida bendita
y a su iglesia va y me invita
pa enseñar de Dios la ley
y que mi nombre es de rey
me cuenta y no me complico
hasta que me agarra el pico
porque creyó que era gay.

Me puse entonces violento
y agarré una cruz sin brillo
la enterré como cuchillo
sin mayor remordimiento,
lo maté y no lo lamento
le dije después al juez
quien me dijo que tal vez
yo me había imaginado
que me habían manoseado
por problemas de niñez.

Escondí mejor mi enojo
pues pensé que era mejor
transformar la rabia en flor
que salir como rastrojo,
se me mojaron los ojos,
pedí perdón por el daño
el juez me dio gran regaño,
habló mal de la violencia
y me mandó por demencia
al hospital por siete años.

No es muy fácil de explicar
que no me causó molestia
vivir allí como bestia
sin poder ni murmurar,
y entonces me fui a acordar
que en mi nombre están impresos
casi todos mis sucesos.
La verdad que no se nombra
y que existe como sombra:
tras la carne están los huesos.


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